El primer vibrador
La autoría del primer vibrador siempre se ha asociado al nombre de Joseph Mortimer Granville. Corría el año de 1880 cuando Mortimer Granville, buscando un remedio para tratar lo que se conocía como histeria femenina que le aliviara del método tradicional de tener que introducir un dedo lubricado en la vagina de la mujer y meterlo y sacarlo de manera rítmica y decidida de aquélla, creó el primer vibrador eléctrico, basado en ciertos avances que, dos décadas antes, había realizado al respecto el médico norteamericano George Taylor al crear un vibrador a vapor que recibió por parte de su creador el nombre de “manipulador”
Mortimer Granville tenía una clientela muy amplia y el tener que atenderla había llegado a producirle fuertes dolores en la mano con la que “atendía” a sus clientas histéricas. Ése fue el motivo que llevó a este médico a inventar un aparato que, puesto en funcionamiento gracias a la corriente eléctrica, realizara en el interior de la vagina de las “histéricas” los mismos movimientos que, habitualmente, venía realizando el dedo del doctor que las trataba de su mal.
Lo sucedido a partir de ese momento en el que Mortimer Granville crea el primer vibrador eléctrico forma parte de la historia de la industria de los juguetes eróticos. La fuerte demanda que se produjo del vibrador creado por el doctor Granville hizo que una empresa, Hamilton Beach, se decidiera a patentar, en 1902, los primeros vibradores. Estos primeros vibradores venían anunciados en las revistas de decoración y bordados, dos tipos de publicaciones destinadas mayoritariamente al consumo de las mujeres. Éstas podían solicitar y comprar estos primeros vibradores de la historia por correo. En aquel momento, y debido al uso para el que había sido creado, el vibrador estaba bien visto socialmente. Después de todo, era un instrumento destinado a la terapia médica. ¿Quién iba a ponerle peros a un instrumento como ése en tiempos en los que la medicina experimentaba un tiempo de constante y vertiginosa evolución?
Lógicamente, aquellos vibradores no tenían nada que ver con las maravillas que marcas como Lelo, Joydivision, California Exotic Novelties, etc. Los materiales eran muy diferentes y el diseño no había alcanzado la elegancia funcional de las recientes creaciones de las diferentes marcas.
Un museo de vibradores en California
Para conocer cómo eran los vibradores antiguos nada mejor que desplazarse a San Francisco (California, Estados Unidos). Allí, en las estanterías del Museo de Vibradores Antiguos, se pueden encontrar algunos de los modelos de vibradores que, a finales del siglo XVIII y principios del XIX, eran empleados para realizar lo que se conocía como “masajes vaginales” a mujeres que, presentando síntomas tan diversos como el nerviosismo, el deseo sexual, los espasmos musculares, la retención de líquidos o la irritabilidad, eran diagnosticadas como histéricas.
Los antiguos vibradores recibieron, según fuera su fabricante, diferentes nombres. En algunos casos se les llamó masajeador de calor; en otros, sistema de recirculación de la sangre, masajista personal o, directamente, “varita mágica”. Todos esos nombres fueron utilizados en los diferentes anuncios publicitarios que servían para publicitar estos primeros vibradores de la historia. De todos estos anuncios se guarda una buena muestra en el Museo de Vibradores Antiguos de San Francisco. El contemplar los anuncios de los primeros vibradores y contemplar cómo se refieren a dichos aparatos nos permite conocer la evolución que experimentó, en el seno de la sociedad, el concepto que la misma tenía de ellos.
La década de los veinte del pasado siglo marcó un antes y un después en la historia del vibrador. A partir de ese momento, y debido a su aparición en diversas películas pornográficas, la visión del vibrador dejó de ser una visión médica para convertirse en una visión eminentemente sexual y erótica. Fue entonces cuando el vibrador bajó a las catacumbas de la sociedad y cuando los anuncios sobre ellos dejaron de aparecer en los diarios y en todo tipo de publicaciones periódicas.
Que los vibradores perdieran parte de su popularidad no quiere decir, ni mucho menos, que desaparecieran. De hecho, siguieron realizándose vibradores, y éstos reflejaron, en algunos casos, las peculiaridades artísticas de la época. Así, en el Museo de Vibradores Antiguos de San Francisco pueden encontrarse vibradores vintage que, entre otros estilos, plasman perfectamente las características estilísticas del art-déco, el movimiento artístico y de diseño que siempre se ha asocidado a la década de los veinte del siglo XX.
La colección de vibradores de este Museo de Vibradores Antiguos de San Francisco es, sin duda, una de las más importantes del mundo. La mayor parte de los vibradores expuestos en este fantástico museo, cuya página web puedes visitar la web www.antiquevibratormuseum.com, fueron coleccionadas durante más de veinte años por Joani Blank. A las piezas recogidas por Blank se fueron añadiendo las donaciones de particulares que, o bien han encontrado antiguos vibradores en los mercadillos callejeros (rastros o mercados de pulgas), o bien los han encontrado entre los viejos objetos legados por sus antecesores.
Los vibradores que forman parte del Museo de Vibradores Antiguos de San Francisco (llamado también Good Vibrations Polk) están datados en fechas que oscilan entre 1800 y la década de los setenta. Al finalizar la visita, el visitante puede, en el sexshop existente en el mismo museo, adquirir alguno de los últimos y más avanzados modelos de vibradores de las mejores marcas mundiales.