Dentro de todas las ramas existentes del Yoga, se conoce con el nombre de Tantra Yoga o Yoga Tántrico aquella cuyas técnicas y enseñanzas tienen como objetivo conseguir el control y el aprovechamiento de todas las energías corporales y espirituales de una manera lúcida y consciente. Entre dichas energías figuran en lugar destacado las energías del sexo y el amor.
Desde lo físico a lo espiritual
En cierto modo, el Tantra Yoga resulta revolucionario respecto a otras ramas del Yoga. Si éstas consideran que el cuerpo se halla en marcada posición de inferioridad respecto al espíritu, el Tantra Yoga emplaza al cuerpo en una posición privilegiada, considerándolo manifestación física de lo espiritual. Así, desde el punto de vista de los practicantes de esta rama del Yoga, actuar sobre el cuerpo conlleva influir sobre el espíritu y sobre el sufrimiento (espiritual), liberando al primero y eliminando al segundo.
El Tantra, y con él el Tantra Yoga, sostiene que se puede alcanzar la liberación y la ilusión permanente sin tener porqué escapar al estado físico. Para alcanzar dicha liberación, esta disciplina utiliza una serie de técnicas que deben servir para desbloquear nuestras emociones y para hacer que la conciencia tántrica esté despierta en nosotros a diario.
Quien no haya recorrido, aunque sea en parte, otros caminos del Yoga no puede realizar Yoga Tántrico o, cuanto menos, no puede obtener de él los beneficios deseables. Para despertar la Kundalini o energía sexual, de la que ya hemos hablado en otros artículos de esta web y que es la energía a la que se dirige, especialmente, la práctica del Tantra Yoga, hay que realizar trabajos previos en ramas del Yoga como pueden ser el Hatha Yoga, el Raja Yoga o el Bhakti Yoga, de las que trataremos próximamente en esta sección dedicada al Tantra.
Para que el Tantra Yoga surta efecto y se consigan sus objetivos es necesario, además, reforzar su práctica con una serie de medidas que deben afectar no solo a la forma de realizar las asanas o posturas de Yoga, sino también a la alimentación, al uso de elementos simbólicos como pueden ser el fuego, las flores o el incienso; a la creación de un entorno u ambiente adecuado para su práctica, a la utilización de mantras o frases ritualizadas, al empleo de técnicas de visualización del objetivo a alcanzar y, por supuesto, al entrenamiento de la respiración y a su uso adecuado.
De entre todos los automatismos investigados por el Yoga Tántrico en su aplicación, la respiración es, sin duda, el más importante. Para adiestrarse correctamente en el Tantra Yoga hay que practicar varias formas de respirar nasalmente (pranayama) y también por la boca. Estas diferentes formas de respirar, que deberán alternarse, tendrán consecuencias terapéuticas y emocionales y son absolutamente imprescindibles para lograr los objetivos que se persiguen con la práctica del Tantra Yoga.
Si en otras vías del Yoga se persigue, de alguna manera, drenar la energía y buscar el relax de la persona a partir de experimentar un cierto cansancio, en el Yoga Tántrico lo que se persigue es aproximadamente lo contrario: recargar esa energía y redirigirla en busca de un objetivo que está más allá de lo físico.
El Tantra Yoga se practica a partir de movimientos lentos y sutiles. Con estos movimientos, la persona que practica esta disciplina viaja de una posición a otra. Cuando se alcanza cada una de estas posiciones, la persona que practica Tantra Yoga debe mantenerse en ella, respirando de una forma profunda y calmada, durante un tiempo prudencial. En los inicios de la práctica de esta disciplina tántrica es necesario contar con la ayuda y la orientación experta e inteligente de un monitor instructor que, fomentando la práctica de la meditación, sea capaz de conducir al practicante a un estado mental sereno.
La práctica del Yoga Tántrico demuestra a sus practicantes cómo el placer y el deseo pueden ser fuerzas poderosas para motivar a las personas e impulsarlas a la acción. Reconducir las energías que se desprenden tanto del placer como del deseo e impedir que éstos se conviertan en obsesión es también, uno de los objetivos del Tantra Yoga. Gracias a ello, uno y otro se convierten en puertas de acceso a la divinidad.
Los cinco cuerpos
Para eso, sin embargo, es necesario fomentar el autoconocimiento. Hablar de Tantra Yoga es hablar de técnicas y prácticas que sirven para fomentar dicho autoconocimiento. Para que ese autoconocimiento alcance su máximo nivel es necesario que la persona sea capaz de conectarse, de manera consciente, con sus cinco cuerpos: el físico, el energético, el mental y emocional, el de la sabiduría y el de la dicha.
¿Cómo puede el hombre conectase con esos cinco cuerpos? Conociendo cuáles son los puntos de acceso a los mismos. Las posturas u asanas permiten a la persona practicante de Yoga Tántrico conectarse, por ejemplo, con su cuerpo físico.
La quietud, por su parte, permiten a ese practicante conectar con su cuerpo energético. Esa quietud le permitirá notar el pulso, la respiración y esos procesos que dan vida al cuerpo.
Al cuerpo mental y emocional se accede a través del canal de la meditación. La meditación, básica en todo tipo de experiencia tántrica y, por tanto, fundamental en el Tantra Yoga, nos permite observar y analizar nuestras emociones y nuestros pensamientos y prejuicios de un modo desapasionado y, por tanto, utilísimo con vistas a conseguir el equilibrio de los mismo y a eliminar todo lo que suponga una carga de negatividad.
La intuición, por su parte, es el punto de acceso a la sabiduría. Para potenciar la intuición debemos ejercitarnos en el silencio. Abstraernos del ruido circundante y escucharnos es, sin duda, capital para poder oír nuestra voz más íntima.
Al cuerpo de la dicha, finalmente, se accede gracias a la combinación de la búsqueda de los demás caminos. Ejercitando correctamente las anteriores búsquedas, se alcanza el cuerpo de la dicha.
Finalmente, hay que decir que el Tantra Yoga no debe ser visto por sus practicantes como una forma distinta de practicar sexo. Quien se acerca al Yoga Tántrico desde la perspectiva de la sexualidad se equivoca y se aleja del gran beneficio que se puede derivar de la práctica correcta de esta disciplina. Que la sexualidad y la práctica sexual esté presente en el Tantra Yoga no quiere decir que ella sea el objetivo. De hecho, ella es solo el camino. Y ese camino, entendido como una vía espiritual que se sustenta en lo físico, conduce al objetivo último del Tantra Yoga: la autorrealización personal a través de la potenciación de aquellas fuerzas que, teniendo su origen en nosotros o estando presentes en el mismo universo, se comunican entre sí durante la práctica sexual.