El sonido en el Tantra
El Tantra presta atención por igual a todos y cada uno de nuestros sentidos para que todos los elementos de nuestra vida se encuentren en perfecto equilibrio. Una parte importante de ese viaje hacia el equilibrio que nos propone el Tantra es conseguir sintonizar con las sutilezas del sonido. Piensa que un susurro junto a la oreja, una voz atractiva o un fragmento de música pueden convertirse en potentes afrodisíacos.
Las notas y los chakras
Las vibraciones del sonido son una especie de energía que, a través de la materia, se mueve en forma de onda. Diferentes partes del cuerpo vibran según sean esas oscilaciones de la onda musical, de modo que no supone ninguna extravagancia afirmar que las notas musicales que llegan a nuestros oídos acaban repercutiendo en algún órgano en particular y en nuestros chakras. Hay curanderos orientales que utilizan cuencos y diapasones para, así, estimular el cuerpo y el sistema chakra. Cuando entendemos este concepto comprendemos por qué la música nos afecta tan profundamente a todos los niveles, tanto física como emocionalmente.
Ritmo y sexo
La música con ritmo puede servir como un estimulador/generador del acto sexual. El sexo, después de todo, también tiene un componente rítmico. Puede realizarse de manera lenta y seductora o de un modo más ardiente, salvaje y desenfrenado. No vamos aquí a abogar por un tipo u otro. Toda música tiene su encanto y todo ritmo su momento. Lo importante es quedarse con el concepto de que una atmósfera musical determinada puede desempeñar un gran papel para ambientar, animar e inspirar una sesión de sexo tántrico. Esa banda musical puede incitar al juego, a la ternura, al desenfreno, a la dulzura, a lo primario y tribal o al éxtasis orgásmico de un coro celestial. Si necesitas mantener un ritmo algo animado, no dudes en recurrir al rock o a un ritmo beat que te permita seguir el movimiento que inspira de una manera innata y espontánea.
El poder de una voz sensual
Una voz cálida y sensual también puede ser un buen instrumento para crear un ambiente de intimidad física y emocional. Para ello, es importante que te tomes el tiempo necesario para hablar con tu pareja y, sobre todo, para escucharla, para detenerte a saborear auditivamente cada timbre y entonación de su voz. Por los matices de su tono debes aprender a conocer mejor a tu pareja. Por los de tuyo, tú puedes generar grandes sentimientos.
La vibración del Om
El ritual que vamos a proponerte es un método simple y relajante para logar la unidad y el equilibrio en una relación. Para hindúes y budistas, el Om es el sonido primordial. No hubo otro sonido anterior a él ya que él es la primera respiración de la humanidad, la primera vibración.
Para iniciar el ritual, saludaos con un saludo namaste.
Sentaos el uno frente al otro, respirad profundamente y cantad el sonido Om enfatizando claramente el sonido “mmmmmmm”.
Dejad que las dos notas se vayan convirtiendo en una resonancia armónica. Debes sentir cómo tu cuerpo vibra. No pongas trabas a esta vibración. Deja que fluya de ti para construir tu canto.
Seguid así durante un tiempo indeterminado. Al final, saludaos de nuevo con un namaste.
La ofrenda del canto
La música es una de las puertas de entrada hacia el interior de una persona. Dime qué escuchas y te diré quién eres. Si eres capaz de disfrutar de la misma música con tu pareja y al mismo tiempo, ya tienes mucho ganado. La misma música os pondrá en la misma longitud de onda. Compartirla puede reforzar vuestra intimidad. El intercambio mutuo de la música puede ser una aventura auditiva, un viaje en común, una sensación de éxtasis compartido. Y ese éxtasis puede llegar a nivel celular. Tan grande es el poder de la música.
Para comprobarlo pon en tu aparato de música algo relajante y suave. Buscad una postura que os resulte cómoda y escuchad esa música, sentid cómo entra dentro de vosotros. Probablemente llegue un momento en que dejéis de sentirla como tal y sea ella la que meza vuestros pensamientos. Cuando eso suceda, deja que la música llene tu cuerpo. Deja que te empape el corazón y el alma con sus notas. Comparte esto con tu pareja durante, al menos, 20 minutos. Cuando finalice ese tiempo os sentiréis, a buen seguro, más cercanos y unidos.
Mejor o peor, todo el mundo puede cantar. El canto es algo natural, intrínseco al ser humano. Quien más quien menos, todo el mundo ha tarareado alguna canción en la vida. Aunque fuera para sí mismo. Aquí de lo de se trata, sin embargo, es de cantar para la pareja. Se trata de brindarle nuestro canto. De hacerle nuestra ofrenda musical tragándonos nuestra vergüenza. Trágate esa vergüenza, esquiva las risas que pueden surgir al principio y piensa que cantar en exclusiva para una sola persona es, muy probablemente, uno de los actos más íntimos que puedan existir y una de las maneras más directas de llegar al corazón de esa persona.
Hacedlo el uno para el otro, intercaladamente. Lo ideal, claro, es que sean canciones de amor, algo que exprese un sentimiento. Si, además, abrís y cerráis vuestro ritual de canto mutuo con un saludo namaste, pues mejor que mejor para toda la simbología y el ritual Tantra. La reverencia mutua, esa forma de adoración, es uno de los ingredientes imprescindibles para que la vida de pareja se impregne de felicidad.