Sabiduría oriental
Una de las mejores técnicas existentes para mejorar la técnica de masaje es el Tai Chi Chuan. En la cultura china, en la que siempre se ha considerado al masaje un arte muy elevado, resulta habitual considerar el Tai Chi una parte importante de la preparación. Esto no debería resultarnos sorprendente. Después de todo, la base del Tai Chi son los movimientos lentos. Y son precisamente movimientos lentos la base de todo masaje.
El Tai Chi es una forma de meditación que se desarrolló durante el imperio chino y que se basa en movimientos animales y en muchos lances de lucha tradicional. Esos movimientos, acompañados de desplazamientos, son movimientos lentos, semejantes a los de la danza, que se realizan con todo el cuerpo.
Dentro del Tai Chi existen diferentes escuelas. Cada escuela impone unas pautas de entrenamiento y un tiempo determinado de ejecución. En algunos casos, ese tiempo apenas supera los cinco minutos. En otros, ese tiempo llega a ser de treinta minutos. Por decirlo de algún modo, cada escuela hace su propia interpretación del Tai Chi.
El Tai Chi es visualmente muy plástico. Las secuencias de movimientos o cuadros que conforman cada “forma” hacen que sea así. Todos hemos visto alguna vez como un practicante de Tai Chi realiza dichos movimientos. Aunque esos movimientos puedan asemejarse a los movimientos que se efectuaran para luchar contra un enemigo invisible, los movimientos que realiza el practicante de Tai Chi son movimientos realizados para sí mismo.
Lentitud, postura y respiración
En el Tai Chi no tienen cabida los movimientos bruscos. La relajación, la fluidez y la soltura son características que, sin falta, deben acompañar a cualquier movimiento de Tai Chi.
Lo esencial del Tai Chi, sin embargo, no es esa plasticidad estética y visualmente tan atractiva. Lo esencial del Tai Chi es la sensación de plenitud interior que produce en aquella persona que lo practica y, por supuesto, la fluidez que acaba inoculando a las manos de quien lo realiza. Esta fluidez, lógicamente, es fundamental para extraer el máximo rendimiento a nuestras manos cuando éstas realizan un masaje. Ese movimiento lento y elegante de las manos es un movimiento extraordinariamente preciso y delicado, lo que no le impide brotar cargado de una gran fuerza interior. Esa combinación de firmeza y suavidad es fundamental para que las manos que aplican un masaje lo hagan de manera adecuada.
La postura corporal y los movimientos son también importantes. La práctica del Tai Chi permite ejercitar el equilibrio y adoptar posturas adecuadas tanto de torso como de piernas. También permite una ejercitación del abdomen, un adecuado manejo de la respiración y una correcta circulación de la energía por el cuerpo. La respiración que se realice durante la práctica del Tai Chi debe ser una respiración profunda y relajada que fluya de manera natural. Buscar la respiración abdominal debe resultar, en este caso, un objetivo prioritario. Todos estos aspectos pueden ser aprovechados de manera muy positiva a la hora de realizar un masaje.
Para aprender el Tai Chi es imprescindible contar con la ayuda de un buen profesor. El aprendizaje correcto del Tai Chi no es compatible con el autodidactismo ni con seguir las indicaciones de artículo alguno. De nada vale decir que el movimiento debe ser continuo, que se debe mantener recta la espalda, que los hombros y los codos deben mostrarse relajados o que entre interior o exterior debe existir una armonía inquebrantable. Todo eso es nada si no existe una guía y una supervisión continua por parte de un maestro en el arte del Tai Chi.
Si deseas avanzar en tu técnica a la hora de realizar masajes, nada mejor que practicar Tai Chi. Busca una buena escuela de Tai Chi (como en otros países, también en el nuestro el Tai Chi se ha hecho progresivamente más popular) e incorpora la práctica de esta forma de meditación oriental a tus rutinas diarias.