Un manual sexual del Reino de Aragón
En esta página dedicada al erotismo ya hemos dedicado más de un artículo a los antiguos manuales eróticos. Hemos hablado, claro está, del Kama Sutra del maestro Vatsyayana, y también hemos mencionado el famoso Elefantis, una obra que, se dice, llegó a servir de inspiración al emperador Tiberio para inventar delirantes juegos sexuales en su villa de Capri. En esta página hemos hablado también de El jardín perfumado, todo un prodigio de sabiduría erótica escrito allá por el siglo XV por Al-Nafzawi, un tunecino que, además de recopilar un buen ramillete de posturas eróticas, destacó la importancia que los preliminares y los juegos sexuales tienen en toda relación sexual.
En esta ocasión queremos dedicar este artículo al Speculum al Joder. El Speculum al Joder puede ser considerado el primer manual erótico escrito en Europa durante la Edad Media y fue escrito en catalán entre finales del siglo XIV y principios del siglo XV. Es decir: pocas décadas antes de que, con el descubrimiento de América, se diera por concluida la Edad Media.
Sobre el autor del Speculum al Joder no se sabe nada. La autoría de este pequeño manuscrito, pues, es anónima. ¿Qué encontramos en él? Una compilación de traducciones de textos árabes, semitas o latinos; un refrito de otros escritos que sirve para realizar un manual sobre sexualidad que, en gran parte, está inspirado por el Liber de coitu (o “libro del coito”), una obra que, basada a su vez en textos semitas y árabes, fue escrita por Constantino el Africano en el siglo XII.
Constantino el Africano, monje y médico de origen cartaginés, fue uno de los grandes responsables, en su época y gracias a sus traducciones, de la introducción de la medicina griega clásica en Occidente. Conocedor de lenguas como el griego, el latín o el árabe, así como de otras lenguas orientales gracias a sus viajes por India, Siria, Etiopía, Persia y Egipto, Constantino el Africano tradujo también al latín dos tratados médicos del mejor médico del Califato Fatimí. Liber de coitu era, además de un manual de sexualidad, un compendio de medicamentos afrodisíacos.
Ese libro, pues, fue el que sirvió de base para que el autor anónimo catalán crease el Speculum al Joder. El Reino de Aragón era en aquel entonces un reino fronterizo y, por tanto, un lugar en el que las más diversas culturas estaban acostumbradas a entremezclarse e influenciarse mutuamente. Crisol de culturas, en el Reino de Aragón confluyen la literatura árabe (rica en carga erótica), la tradición del “amor cortés” procedente de la Occitania francesa y de la propia y rica literatura medieval catalana, que ya había dado obras como las de Ausias March, Raimon Llull o el Tirant lo Blanc de Joanot Martorell.
El Speculum al Joder presenta una gran novedad respecto a otros manuales de sexualidad europeos escritos hasta el momento de su aparición. Esa novedad es la inclusión en el mismo de un amplio catálogo de posturas eróticas, lo que lo emparenta directamente con el célebre Kama Sutra hindú del maestro Vatsyayana.
Un manual de medicina
El Speculum al Joder es, en apariencia, un manual de medicina en el que se tratan diversos problemas de carácter sexual, pero si uno profundiza en sus páginas encontrará mucho más: este manual de sexualidad medieval catalán es todo un manual divulgativo sobre técnicas de seducción y prácticas sexuales.
Del Speculum al Joder destaca la franqueza sin pudor con que se abordan los más diversos temas que, de una manera u otra, guardan relación con la sexualidad. En Speculum al Joder, por ejemplo, se llega a aconsejar a las mujeres sobre cómo elaborar dildos elaborados en cuero para masturbarse. A los tantas veces mal-llamados consoladores se les llama “godomassi” en este manual erótico catalán medieval.
Pese a esta franqueza, Speculum al Joder no puede ser considerado un libro libertino. No lo es, sin duda, si atendemos a su lenguaje y a su intencionalidad. El autor de Speculum al Joder no quiere excitar a quien lo lee ni emplea un lenguaje procaz y licencioso. El autor anónimo de este manual de sexualidad intenta resultar didáctico. Quiere, pues, transmitir un conocimiento y hacerlo rechazando toda carga ideológico-religiosa. El sexo, para el autor de Speculum al Joder, es un factor más a cuidar por toda aquella persona que quiera disfrutar de una buena salud general. Por eso, citando a Galeno, el autor anónimo de este manual de sexualidad rechaza la opinión de quien asocia el sexo con valores negativos o pecaminosos y proclama que “joder beneficia mucho a los hombres jóvenes, pues aligera la pesadez, seca el cuerpo, esclarece el entendimiento, calma el consejo, y suaviza el amor del enamorado”. Y remacha: “aunque no lo haga con su enamorada”. Ciertamente, la fidelidad masculina no era algo excesivamente valorado por un autor que no puede evitar el ser hijo de su época.
Aún así, en Speculum al Joder se nota la influencia directa del mundo árabe. Fruto de eso es la preocupación por el placer sexual en sí y por el placer de la mujer en particular que, por ejemplo, se deriva de un fragmento como el que a continuación reproducimos:
“Cuando el hombre acaba pronto y la mujer tarde, ésta se queda muy defraudada. Por ello cuando el hombre empieza a joder debe distraerse en otras cosas, y no pensar en lo que hace ni en el gusto que siente para que no acabe antes que lo haga la mujer. Si ésta es de las que acaban tarde, el hombre deberá jugar con ella, ponerle la mano en el coño y frotárselo hasta que se caliente y sienta el deseo”.
En fragmentos como el anterior podemos descubrir cómo, al contrario de lo que se proclamaba en los púlpitos católicos, el autor de Speculum al Joder, influenciado tal vez por las culturas orientales, consideraba el sexo como algo no exclusivamente destinado a la procreación.
Contenidos de Especulum al Joder
¿Qué contenidos podemos encontrar en el Especulum al Joder?
En la primera parte del Speculum al Joder se tratan los aspectos más médicos de la sexualidad y la práctica sexual. En esta parte de la obra, por ejemplo, se dan consejos para luchar contra los problemas de erección o de falta de libido y se recomiendan ciertas prácticas para garantizar la salud y la higiene sexual. En esta primera parte del Speculum al Joder se incluyen, también, un amplio abanico de recetas y remedios caseros tanto para elaborar ungüentos y filtros afrodisíacos como para dotar de mayor vigor al esperma masculino.
¿Una de estas recetas para aumentar el semen y dar fuerza y poder a la erección? El autor de Speculum al Joder propone coger dos litros de leche fresca de vaca, añadir a los mismos una onza y media de canela bien molida (es decir, poco más de cuarenta gramos), dejar reposar la mezcla y, a continuación, beberla en ayunas y durante el día hasta que se acabe y en sustitución del agua.
En otro apartado del Speculum al Joder, el autor de este tratado sexual medieval catalán intenta dar un tono más psicológico a unas páginas que podrían ser, de algún modo, una guía para ligar. El anónimo autor de Speculum al Joder intenta explicar qué es lo que busca una mujer en un hombre para, a partir de ahí, dar al hombre los consejos necesarios para conquistar a una mujer. ¿Qué consejos básicos son ésos? Conocer sus maneras y sus costumbres, ser insistente y seguirlas para, así, conocerlas mejor y averiguar qué es lo que las empuja al deseo. El hombre que quiera conquistar a una mujer deberá, además, y según afirma el autor de este tratado sexual, ser sufrido.
Finalmente, en este magnífico tratado sexual medieval catalán que es Speculum al Joder podemos encontrar todo un capítulo destinado a explicar a los lectores cómo puede excitarse a una mujer o cómo una pareja puede, poniendo cada uno de su parte, llegar al orgasmo conjuntamente.
Es en esta última parte donde el autor incluye un total de 24 posturas sexuales, un número sin duda suficientemente elevado como para enriquecer notablemente la vida sexual de toda pareja.
La suerte ha querido que hayan llegado hasta nuestros días dos ejemplares de Speculum al Joder. El primero, que fue propiedad del Marqués de Santillana, se conserva de manera fragmentaria. El segundo se conserva, dichosamente, en su totalidad. Ambos se encuentran depositados en la Biblioteca Nacional de Madrid. El primero se haya registrado con el número de manuscrito 10.162. El segundo, con el número de manuscrito 3.356. Ambos pueden ser consultados por internet. El editor José J. de Olañeta realizó una edición en el año 2.000 que aún puede conseguirse tanto en librerías físicas como en librerías on line.