Los chakras
En alguno de los posts de este rincón dedicado al erotismo y a la práctica del Tantra ya hablamos en su momento de los siete chakras o centros de energía de que dispone el cuerpo humano. En esos posts ya vimos cómo los chakras se extienden en fila desde la columna vertebral hasta la coronilla y cómo cada uno de ellos rige alguno de los órganos o de las glándulas fundamentales de nuestro cuerpo. En los referidos artículos, además, constatamos cómo estos siete chakras (seis en la religión hindú) no sólo influyen sobre los aspectos físicos del ser humano, sino también sobre los mentales y emocionales.
Para gozar de una sensación de encontrarse convenientemente relacionados con el mundo es necesario que los chakras estén abiertos. Esa apertura de los chakras permitirá que éstos puedan recibir la energía que nos pueden proporcionar el amor y la dicha de vivir. Cualquier tipo de emoción negativa (el dolor, la rabia, la envidia…) influye negativamente sobre los chakras. Éstos, intentando protegerse, se cierran, y, al cerrarse, impiden que nuestra relación con el mundo tenga el carácter fluido y armónico que debería tener para que nos sintiéramos agradablemente instalados en la existencia. Para abrir los chakras, nada mejor que realizar una buena tarea de meditación que, combinada con un masaje para abrir los chakras, nos permita alcanzar ese punto de armonía del que hablábamos.
Para poder realizar esa apertura de los chakras es necesario, ante todo, conocer y distinguir nuestros chakras. Sólo conociéndolos en profundidad podremos, llegado el caso, identificar los síntomas de nuestro cuerpo e, identificándolos, intentar poner remedio para, de ese modo, conseguir establecer una correcta relación con nuestro entorno y, con ello, una sensación vital más positiva.
En esta ocasión, y para adentrarnos en el conocimiento de nuestros chakras (algo fundamental si queremos avanzar en un conocimiento del Tantra que, a la larga, nos permita gozar de unas enriquecedoras relaciones tántricas) nos detendremos a contemplar cuáles son los símbolos que identifican a cada chakra y cuáles son los mantras correspondientes a cada uno de ellos.
Los mantras son sílabas, fonemas, palabras o grupos de palabras que, de alguna manera, poseen un poder psicológico o espiritual y que se utilizan como apoyo a la meditación. Su repetición rítmica y constante, en voz alta o de manera interiorizada, favorecen la relajación y la eliminación de pensamientos que dificulten el poder alcanzar el estado de consciencia necesario para disfrutar de una experiencia tántrica completa.
Los siete símbolos, los siete mantras
Los símbolos que representan a los chakras tienen forma redondeada y son, siempre, flores de loto con una mayor o menor cantidad de pétalos.
El símbolo del primer chakra o Muladhara es un loto amarillo de cuatro pétalos que posee un triángulo rojo invertido que posee el mantra del deseo (“Klim”) inscrito en un cuadrado amarillo. En este primer chakra (colocado en la zona coccígea, entre el ano y los genitales) reside Kundalini, la energía vital, que adquiere una apariencia de serpiente enroscada. El mantra de este primer chakra es “Lam”.
El segundo chakra o Svadhishthana (ubicado en la zona prostática o uterina) guarda relación directamente con lo sexual. De hecho, y en colaboración con el primer chakra, regula nuestro funcionamiento sexual. Si el primer chakra tiene relación con el elemento tierra, éste la tiene con el agua. El símbolo del segundo chakra es un loto blanco de seis pétalos y una media luna roja inscrita en el interior de un círculo blanco. El mantra del segundo chakra es “Vam”.
El símbolo del tercer chakra o Manipura (ubicado entre el plexo solar y la zona umbilical) es un loto rojo de diez pétalos con un triángulo rojo invertido y con dos cruces gamadas inscritas dentro de un círculo. La cruz gamada, manchada de ignominia al haber sido el símbolo escogido por Hitler para identificar el movimiento nazi, ha representado conceptos diversos a lo largo de la historia. La suerte o la reencarnación son dos de esos conceptos. El mantra de este tercer chakra, relacionado directamente con el sistema digestivo, es “Ram”. El fuego sería, de entre los elementos naturales, el que correspondería a este chakra.
El cuarto chakra o Anahata, colocado en la zona del corazón, guarda relación con los sistemas respiratorios y circulatorios. La respiración, como hemos visto en más de un artículo en esta web, es fundamental en el Tantra. En todo ejercicio tántrico desempeña un papel primordial el control de la respiración. Este chakra tiene afinidad con el elemento aire. El símbolo del cuarto chakra es un loto gris de doce pétalos que posee en su interior un círculo en el que se inscriben dos triángulos grises que forman entre ellos una estrella de seis puntas. Su mantra es “Yam”.
El símbolo del quinto chakra o Vishuddha (ubicado en la laringe) es un loto blanco-dorado de dieciséis pétalos y un círculo blanco con el símbolo del éter inscrito dentro de un triángulo invertido. Este chakra influye en el sistema glandular y, por tanto, sobre tiroides, pulmones y bronquios. Su mantra, “Ham”, ayuda a armonizar pensamientos y sentimientos.
El sexto chakra o Ajna (centralizado en la frente, entre las cejas) tiene como símbolo un loto con dos pétalos, con un triángulo invertido. El triángulo invertido simboliza el yoni u órgano sexual femenino. Sobre él se halla la luna y sobre la luna el Bindu o punto en el que se concentran todos los poderes. El mantra de este chakra es “Ksham”.
El símbolo del séptimo y último chakra (Sahasrara), ubicado en el centro del cráneo, sobre la fontanela, es un loto con mil pétalos. La función de este chakra es fundamental dentro de la práctica tántrica: unir el Yo inferior al superior. El séptimo chakra simboliza lo Absoluto y tiene el mantra quizás más famoso de todos los mantras, aquél que cualquier profano acostumbra a relacionar con las prácticas meditativas de las tradiciones orientales: “Om”.