Sexo y agua
Los antiguos romanos tenían, sin duda, sus defectos. Pero sabían de qué iba eso de gozar. Los frescos que aparecen en antiguas villas y las pinturas que pueden contemplarse, aún, en Pompeya, dan cuenta de hasta qué punto aquella civilización amaba el erotismo. Lo hemos visto en películas que, de mejor o peor manera, intentan reflejar el ambiente de la época. Hay escenas de la escandalosa Calígula que nos lo muestran de una manera cruda y francamente impactante. Entre ellas, ¿cómo olvidar las que tenían lugar en la inmensa piscina del palacio del emperador? Una orgía en el agua. Hombres y mujeres mezclados, gozando de sus cuerpos dentro del agua. De aquellos tiempos derivan, seguramente, ese gusto de los clubs swinger por habilitar espacios en los que reproducir imágenes y placeres semejantes. Tú, seguramente, también habrás soñado con pegar un polvo en el agua, como un noble romano. O quizás lo hayas hecho. Es igual. Lo que vamos a proponerte aquí es estrenarte o volver a hacerlo pero en esta ocasión con la ayuda de un juguete muy especial: un vibrador resistente al agua. ¿Te animas?
Cuando se habla de sexo en el agua no hay que olvidar nunca algo que está ahí, y es que muchas mujeres han descubierto el placer del orgasmo precisamente en la ducha. Ducha y masturbación parecen palabras que van de la mano. Pelársela en la ducha es habitual entre los hombres y, seamos francos, a la alcachofa de la ducha habría que rendirle un cumplido homenaje. Antes de que los juguetes sexuales se pusieran de moda y Cincuenta sombras de Grey consiguiera que muchas mujeres, al fin, decidieran agenciarse un dildo, un vibrador o algún que otro juguetito con el que aplacar el picor vaginal, esa cachondez, la cebolla de la ducha había cumplido la inestimable tarea de descubrir a las féminas el placer tan inmenso que podía inundar su cuerpo entero si sabían juguetear con aquel trocito de anatomía que la naturaleza había colocado entre sus piernas.
Vibradores acuáticos
Afortunadamente, los fabricantes de juguetes para adultos, que están en todo, han inventado algunos juguetes que son resistentes al agua y que ayudan a convertir el tiempo del baño en una experiencia mucho más divertida y placentera. Patitos de goma y vibradores más tradicionales soportan ahora un chapuzón y permiten que, con la ayuda de un lubricante a base de silicona que no se vaya con el agua, disfrutar de un rato de sexo en soledad o en compañía.
El modo de proceder con uno de estos vibradores y los ejercicios que pueden realizarse con él no difieren demasiado de los ejercicios que se realizan con esos mismos juguetes “en seco”. Sólo vamos a dar algunos consejos que, creemos, estaría bien tener en cuenta.
El primero de ellos es el de la temperatura del agua. El agua fría invita poco a la sensualidad. Quizás aplaque los ardores que hayan hecho necesaria la presencia del vibrador, sí, pero si lo hace por sí sola con la simple intervención de su temperatura, para qué sirve entonces el vibrador. Seguramente, el shock proporcionado por el agua fría habrá terminado con la cachondez previa. Por eso mejor buscar aguas templadas para poder entregarse al placer sin tiritones de frío y sin estar pendiente de si el frío nos permitirá o no una digna erección.
Esa temperatura idónea se puede conseguir, lógicamente, si la práctica sexual se produce en casa. Si, por el contrario, se desea realizar al aire libre, en un entorno natural, entonces el control de la temperatura se convierte en una tarea más ardua. Si se opta por esta opción, además, hay que tener cuidado con los ojos que pueden mirarnos. Quizás el exhibicionismo es una práctica que nos pone, pero también puede suceder que quien nos mire no tenga la más mínima intención de practicar el voyeurismo. Además, es sumamente importante que el agua se encuentre completamente libre de microorganismos o bacterias que puedan causar infecciones vaginales. Y eso es mucho más fácil de conseguir en casa. Dicho todo esto, plantéate qué juegos quieres jugar en pareja y en el agua.
Por ejemplo: ¿te apetece, mujer, que tu pareja te la meta desde atrás, en un jacuzzi, mientras tú rebotas sin esfuerzo sobre su pene, arriba y abajo, al mismo tiempo que el chorro de agua incide sobre tu clítoris? ¿Prefieres estar sentada con él, en la bañera, y que él se siente detrás de ti y que desde ahí acaricie tus pechos y tu clítoris mientras tú introduces un vibrador en tu vagina? ¿O quizás lo que verdaderamente deseas es masajearos mutuamente, sentir cómo sus manos exploran tu clítoris, tu vagina, tus pechos y tu ano mientras el agua cae sobre vosotros y tus manos acarician su pene, su ano, sus testículos, sus glúteos? La opción de viajar al Caribe y bucear en un lugar solitario en el que follar en el agua cálida caribeña y jugar con tus juguetes en ella también está ahí, esperándote seductora, pero siempre saldrá más caro y difícil de cumplir. Elige, en cualquier caso, la que tú más desees. Y cúmplela.