Preparación de una caricia
Las manos son un buen lugar para empezar las caricias en el masaje erótico. Son sensibles, y a través de ellas encontramos unos de los caminos más directos para expresar nuestros sentimientos. Antes de empezar, decide con tú pareja quién iniciará la sesión de caricias. Poneos cómodos, con o sin ropa, y apoyad la espalda si así os sentís mejor. Decidid entonces, previamente, el tiempo que durará esa tanda de caricias. Cuando lo hayáis hecho, poned en marcha el cronómetro e iniciad vuestro tiempo de caricias.
Un saludo de corazón, esa especie de reverencia del yoga pero sin unir las frentes, es la mejor manera de iniciar formalmente las caricias. Comenzad entonces a practicar la respiración oceánica durante uno o dos minutos al tiempo que cada uno de vosotros centráis vuestra vista en el ojo izquierdo del otro. Ese ojo, dicen las tradiciones milenarias de oriente, es la ventana del alma.
Concentrarte en tus sensaciones
Cuando estés listo para acariciar, debes colocar la mano de tu pareja en la tuya como si cogieras una piedra preciosa. Siente su calor entre tus manos. Siente su peso. Muy lentamente comienza a acariciar el perfil de la palma y de los dedos. Cierra los ojos. Intenta que tus dedos sean tus ojos, así podrás seguir y conocer cada contorno, cada grieta, cada línea y arruga. Descubre la maravilla de esa mano que, seguramente, tanto placer te habrá proporcionado en otras ocasiones.
Las caricias no son verbales. La caricia exige un silencio. Olvídate de hablar. Sólo así harás que el hemisferio derecho de tu cerebro se imponga y trabaje impulsando las sensaciones visuales, espaciales e intuitivas. Y piensa que una caricia no es un masaje. No estás trabajando los músculos que hay bajo la piel. Estás despertando los nervios más superficiales de la misma. Si presionas demasiado fuerte o demasiado tiempo sobre el mismo lugar harás que se aminore la sensación, que pierda intensidad. Y evita tocar el pelo. El pelo tiene raíces bastante profundas y la sensación irá más allá de donde debe ir. Recuerda: lo importante son los nervios de la piel.
Si encuentras difícil concentrarte, prueba a tocas más despacio y de manea más leve. Si pierdes la concentración, deja de tocar. Concéntrate junto a tu pareja en retomar el ritmo de vuestra respiración, en sentirla al mismo tiempo, vierte esa respiración junto a su oreja, suavemente. Tener conciencia de esa respiración será lo que te ancle al momento que estés viviendo junto a tu pareja.
Comunicación compasiva
Cuando veas que llevas la mitad del tiempo que te está destinado para acariciar, seguro que quieres que la otra mitad no acabe. Cuando el cronómetro marque el final de tu tiempo de acariciar, pon las manos hacia abajo, abre tus ojos y vuelve a realizar el saludo de corazón. Te sentirás satisfecho de ver cómo has expresado tus sentimientos hacia tu pareja, que pondrá en marcha de nuevo el cronómetro para que vuelva a contar diez minutos. Ése será el tiempo durante el que podrás gozar de las caricias que tu pareja realice para ti.