Las lecciones de Tracey Cox
Se ha dicho siempre. Que la cara es el espejo del alma. Que a los ojos aflora lo que se agita en nuestro interior. Si en nosotros habita la alegría, nuestras pupilas brillarán como diamantes. Si, por el contrario, lo que habita en nuestra alma es la tristeza, la depresión, el desencanto o la frustración, nuestros ojos serán algo así como un estanque de aguas podridas, un légamo sin brillo ni vida aparente.
Sin duda, nada como la mirada para revelar un estado de ánimo. Pero en el rostro no sólo la mirada juega un papel determinante a la hora de expresar sentimientos. También lo hacen los labios, por ejemplo. O nuestra mandíbula. Hay expertos en desentrañar los intríngulis de la expresión facial. En China, sin ir más lejos, se estudia desde hace siglos la fisonomía de la cara. Gracias a ese conocimiento milenario, los maestros chinos de la interpretación de la fisonomía humana hablan de más de 7.000 expresiones faciales que sirven al ser humano para expresar alegría, enojo, sorpresa, etc.
A este amplio bagaje de conocimientos sobre expresión facial se unen ahora las aportaciones realizadas por la investigadora británica Tracey Cox. Cox, especializada en libros sobre sexo, relaciones de pareja y consejos para ligar y autora de obras como Pocket Kama Sutra, Hot Sex, The Sex Doctor, Superflirt, Dare o Hot Relationships es la autora del libro Supersex. En dicha obra, la investigadora británica apunta que las facciones de las personas sirven para conocer sus deseos sexuales y su forma de concebir la práctica sexual. Es decir: que por la forma de la cara y las diferentes señales que pueden identificarse en ellas se puede saber no sólo el grado de fidelidad de la persona, sino también el nivel de apasionamiento en la práctica sexual y hasta las posturas eróticas preferidas por esa persona.
Boca, nariz, ojos y cejas
Para realizar dicho análisis de la relación entre rostro y sexualidad hay que prestar atención a la forma de los ojos, las cejas, la nariz y la boca. Por ejemplo, una boca más grande identifica a una persona más sensual. La persona con la boca grande acostumbra a gozar en sus relaciones eróticas. Según las aportaciones de Cox, el hombre con boca grande acostumbra a ser más resistente en la cama y posee un espíritu más aventurero. Este factor convierte al hombre de boca grande en un hombre tendente a la infidelidad. El placer erótico, pues, tendría para él un gran valor y su persecución determinaría de manera capital su tendencia a la infidelidad.
La mujer con la boca grande y ancha es, según apunta Tracey Cox en su análisis sobre la relación entre facciones y sexo, una mujer dominante y ambiciosa, una mujer con ansias de mando y a la que le gusta llevar las riendas en sus relaciones. Por el contrario, la mujer con boca pequeña tiende, según afirma Tracey Cox, a ser muy creativa y de orgasmo fácil, aunque poco dotada para la actitud cariñosa.
La nariz, según se desprende de la investigación realizada por Tracey Cox sobre la relación entre cara y sexo, no sólo es un órgano fundamental del sentido del olfato. También es un indicador de nuestra manera de concebir el sexo y de comportarnos durante su práctica. La nariz fina y puntiaguda identifica a la mujer romántica y soñadora a la que le gusta disfrutar de una práctica sexual suave y serena. Esta mujer huye de las aventuras eróticas y elige, de entre todas las posturas eróticas, las más tradicionales. Reina del misionero, esta mujer es difícil que vaya más allá de la postura de la amazona. Es lo máximo que puede desmelenarse.
Las personas con nariz grande e irregular, por el contrario, son amantes de la experimentación sexual y apasionadas del sexo. Sexo a cualquier hora y en cualquier lugar. Sexo en cualquier postura. Como sea, pero sexo. Cualquiera de las frases anteriores podría servir de lema a las personas que tienen este tipo de nariz.
Los ojos, como ya hemos señalado al inicio de este post, son fundamentales a la hora de conocer las emociones de una persona. Puertas abiertas a nuestro interior, ventanales que, de par en par, muestran lo que intentamos guardar, los ojos pueden también ayudar a que los demás vean cómo somos en el sexo. Según los estudios realizados por Tracey Cox sobre las relaciones entre rostro y sexo, los ojos claros identifican a una persona poco romántica pero con gran capacidad para disfrutar del erotismo rápido y con gran capacidad de excitación. Los ojos oscuros, por el contrario, expresan apasionamiento y explosividad. Es más fácil encontrar en una maratón de sexo a una persona con los ojos oscuros que a una persona con los ojos claros.
En la interpretación del comportamiento sexual de una persona a través del análisis de sus facciones desempeñan un papel fundamental, según se desprende de los estudios de Tracey Cox, las cejas. Las cejas son, al contrario de lo que puede creerse, sumamente expresivas. Unas cejas gruesas y tupidas indican experiencia y búsqueda de nuevos conocimientos eróticos (sobre todo en el caso de la mujer). Las cejas finas y poco espesas, por el contrario, identifican a una mujer que busca la parte espiritual del amor, el romanticismo, el ir poco a poco, la sensualidad… Una mujer de cejas finas y poco espesas no será nunca, según el estudio de Tracey Cox, una mujer a la que le guste el sexo desmadrado o extremo.