La llamada respiración oceánica, llamada también Ujjayi Pranayama es básica en toda la tarea de transformación personal que se asocia comúnmente a la práctica del Yoga.
En este artículo hablaremos de ella. No en vano, es uno de los tipos de respiración más importantes de la práctica del Yoga. Dominarla y conocer sus beneficios nos ayudará en la realización de esa tarea transformadora que no debería desligarse nunca de la práctica yogui.
Beneficios de la respiración oceánica
El dominio de esta respiración yoga y su incorporación a tu vida diaria te permitirá no sólo sentirte relajado, sino también llenarte de energía. Para alcanzar eso debes dominar la técnica, mantener tu vientre relajado, centrar tu mente en el movimiento del aire al entrar y salir de tu cuerpo.
Una vez domines la técnica, podrás disfrutar de los beneficios de esta forma de respirar, comunes muchos de ellos a otras respiraciones yoga. Entre dichos beneficios podemos destacar los siguientes:
- Relaja y tranquiliza mentalmente.
- Disminuye el ritmo cardíaco.
- Disminuye la presión sanguínea.
- Ayuda a combatir el insomnio.
- Induce a estados de concentración e interiorización, siendo de gran ayuda durante la meditación.
- Ayuda a aumentar la capacidad pulmonar.
- Mejora el metabolismo.
- Alivia el dolor de cabeza.
- Alivia la presión sinusal.
- Fortalece el sistema digestivo.
- Fortalece el sistema nervioso.
- Disminuye la flema.
Al hablar de los beneficios de esta forma de respirar no hay que olvidar que todas las prácticas meditativas y espirituales de la sexualidad (el Tantra sería una de ellas) comienzan, de alguna forma, con la adquisición de la conciencia de la respiración. Asumiendo esto, debemos entender la forma de respirar como nuestro billete de partida hacia el éxtasis y hacia una sexualidad mucho más gozosa.
En el siguiente apartado vamos a explicarte cómo debe realizarse la inhalación y exalación del aire en el respirar oceánico .
¿Cómo realizar la respiración sonora?
A los ejercicios de respiración yóguica se les llama pranayama. Pranayama es una de las ramas del Yoga. Gracias a este tipo de prácticas conseguimos que el prana o energía vital flya por nuestro cuerpo.
A esta forma de respirar se le llama también respiración sonora. ¿Por qué sonora? Porque suena. Porque, al practicarla, escuchamos cómo el aire entra y sale de nuestro cuerpo.
Para respirar de este modo debemos contraer ligeramente las fosas nasales al inhalar. Al hacerlo, sentiremos el sonido de la corriente de aire al entrar por la nariz.
Ese sonido puede recordarnos al que, cuando éramos niños, sentíamos al colocarnos una caracola en la oreja. ¿A que allí, dentro de la caracola, parecía agitarse un océano entero? Pues un sonido semejante a ése es el que debemos escuchar cuando inhalemos al practicar este pranayama.
Cuando tomemos aire, deberemos sentir cómo éste desciende por nuestro cuerpo hasta llegar hasta lo más profundo de nuestro vientre. Para ello deberemos relajar el abdomen, lo que permitirá que tengamos la sensación de que el aire llega hasta allí.
Al exhalar, debemos dejar escapar una especie de “ah”, abriendo la boca como si quisiéramos empañar la superficie de un espejo con nuestro aliento. Éste debe salir de nosotros calmado y lento, como si lo dejáramos derramarse fuera de nosotros.
El sonido de esa exhalación deber brotar, sin esfuerzo, de nuestra garganta abierta, en la que debemos sentir una especie de vibración.
Para adquirir el dominio de la técnica del respirar oceánico no hay otro camino que el de la práctica diaria. Si deseas practicarla, reserva cinco minutos de tu tiempo cada día, siéntate cómodamente y concéntrate en respirar como te hemos explicado.
Olvídate del reloj. El cronómetro, con su señal auditiva, te dirá cuándo debes terminar tu ejercicio respiratorio. Aquí las prisas no cuentan. Las prisas son siempre enemigas del placer y del relax.
El desarrollo de la práctica diaria de esta forma de respirar favorecerá tu capacidad de dejar volar la mente, la descargará de tensiones y te ayudará a concentrarte en tu cuerpo y a disfrutar mucho más del placer que te proporcionarán tanto las caricias como los masajes de los que desees gozar.