Ni embarazo ni ETS
Impedir que el espermatozoide llegue al óvulo y proteger frente a las enfermedades de transmisión sexual (ETS) son las dos funciones principales que cumplen tanto el preservativo masculino como el femenino. El primero se coloca en el pene erecto. El segundo, en el interior de la vagina.
El condón femenino, fabricado con poliuretano, látex o nitrilo, se ajusta a las paredes de la vagina. Dotado con dos anillos, uno en cada extremo, el modo de utilización del preservativo femenino es el siguiente. El primer anillo, el de mayor diámetro, se inserta en la vagina y se ajusta sobre el cuello uterino. Para hacerlo, lo mejor es sujetar este anillo entre el dedo pulgar y medio y, apretándolo, insertarlo dentro de la vagina lo más profundamente posible pero siempre procurando que el segundo anillo, de menor diámetro, quede fuera de la vagina, cubriendo la vulva. Colocado así, el preservativo femenino se constituye en una barrera que, sobre los genitales externos, impide un contagio infeccioso.
Tras mantener la relación sexual, los ginecólogos aconsejan que la mujer que haya usado el preservativo femenino apriete y gire el anillo exterior. De este modo, la usuaria del condón femenino impedirá que el semen contenido en el mismo pueda derramarse. Éste, el del derrame del contenido del condón, es una de las causas que pueden hacer que el preservativo femenino falle. Otras de las causas que pueden provocar ese fallo del preservativo son las siguientes:
- – Que se produzca una rotura en el condón.
- – Que no esté puesto antes de que el pene entre en contacto con la vagina.
- – Que tenga un defecto de fabricación.
Como puede comprobarse, las causas que pueden provocar un fallo del preservativo femenino son exactamente las mismas que las que podrían hacer que un condón masculino (el más habitual y extendido) no cumpliera con la función para la que fue creado.
¿Cómo usar el preservativo femenino?
Para evitar problemas a la hora de utilizar el condón femenino y minimizar las posibilidades de fallo, lo mejor es atender a los siguientes consejos:
- – El condón femenino puede colocarse hasta ocho horas antes de mantener la relación sexual.
- – No debe utilizarse al unísono un condón femenino y uno masculino. La fricción de ambos preservativos podría producir una rotura del látex de los condones.
- – Para facilitar el deslizamiento del pene dentro de una vagina protegida por un preservativo femenino puede ser recomendable utilizar algún tipo de lubricante que, colocado en el pene, disminuya la fricción del mismo sobre el condón. Es importante, a la hora de escoger un lubricante, tener presente que los lubricantes elaborados a base de derivados del petróleo (la vaselina, por ejemplo) no son recomendables para usar con preservativo. Estos componentes afectan al látex hasta el punto de provocar su ruptura. Escoger un lubricante con base al agua es, pues, fundamental para que el preservativo femenino cumpla perfectamente su función. Este lubricante, además, favorecerá, de paso, que el típico ruido del roce del látex se haga más atenuado. Ese ruidito puede resultar muy molesto y anti-estimulante para muchas parejas.
- – Si el condón se rompe, se rasga o se introduce en la vagina lo mejor es retirarlo cuanto antes. Tras ello, lo más recomendable es acudir a un centro de planificación familiar o a un centro ginecológico para que se evalúe la posibilidad de utilizar un método anticonceptivo de urgencia como podría ser la popularmente llamada “píldora del día después”.
Ventajas y desventajas del condón femenino
Una de las principales ventajas del preservativo femenino es que puede utilizarse durante la menstruación y después de un parto reciente. Otra, que es un método controlado por la mujer y que le evita a ésta tener que fiar las posibilidades de embarazo o de ser contagiada de algún tipo de ETS a la habilidad de su pareja masculina a la hora de colocarse un condón.
Las principales desventajas del preservativo femenino, por su parte, son de carácter estético y sensitivo.
Al usar el condón femenino, la estimulación del clítoris es menor. Eso, unido al hecho de que el pene no toque directamente la vagina (algo que también sucede al utilizar el preservativo masculino), hace que muchas mujeres no sientan el suficiente placer como para plantearse la relación con condón femenino como una práctica demasiado estimulante.
Muchas mujeres (y muchos hombres también) rechazan el uso del preservativo femenino por una cuestión meramente estética. La imagen del condón sobresaliendo de la vagina les produce un rechazo total de dicho método anticonceptivo.
Otro de los motivos esgrimidos por muchas mujeres para rechazar el uso del preservativo femenino es su precio. El preservativo femenino es más caro que el masculino. Por eso éste es el más demandado y el que más variedades ofrece. A la hora de comprar un preservativo masculino puedes escoger si los deseas texturizados o no, sensitivos o resistentes, con sabores o de tamaño XL, con efecto retardante o fluorescentes…