Sexo y embarazo
El sexo no está reñido con el embarazo. A pesar de que son muchas las parejas que dejan de practicar sexo durante el embarazo, una mujer puede quedarse embarazada y seguir practicando sexo de una forma más o menos habitual. El embarazo no debe ser un obstáculo infranqueable para todas aquellas parejas que deseen seguir disfrutando de su sexualidad durante esos nueve meses de espera. Simplemente, hay que practicarlo teniendo en cuenta algunos factores que harán que el sexo deba ser disfrutado de un modo algo diferente a cuando se está practicando sin que medie embarazo alguno de por medio. Sólo cuando se produzca un sangrado o un manchado o cuando exista una seria amenaza de parto prematuro o de aborto deberá renunciarse a la práctica del sexo con penetración durante el embarazo. El sexo quedará también vedado cuando se tengan contracciones que puedan anunciar un parto prematuro, cuando la embarazada padezca asma, problemas cardíacos o diabetes, o cuando uno de los miembros de la pareja padezca algún tipo de enfermedad genital.
El sexo durante el embarazo puede resultar más incómodo (sobre todo cuando se avanza en la gestación y determinadas partes de la anatomía femenina empiezan a crecer de un modo obvio y natural) pero no por ello debe resultar menos excitante y placentero. En el fondo, el problema principal al combinar sexo y embarazo es encontrar una postura erótica que reduzca en la medida de lo posible esa incomodidad que el crecimiento del vientre de la mujer acarrea.
En este artículo queremos proponerte algunas posturas eróticas para hacer realidad la gratificante y excitante combinación de sexo y embarazo.
Posturas para preñadas
El perrito
Una de las posturas eróticas para el embarazo más populares y más practicadas por todas las parejas que desean seguir manteniendo relaciones sexuales mientras esperan el nacimiento de su bebé es la postura del perrito. Esta postura para embarazadas permite cambiar la profundidad de la penetración, posibilita el hecho de que la mujer no tenga que realizar esfuerzo alguno y deja que el hombre o la propia mujer pueda estimular el clítoris para, así, aumentar el placer femenino y facilitar el orgasmo. Esta postura, sin embargo, puede hacerse algo más incómoda conforme avance el embarazo. El peso creciente de la barriga y los pechos hará que sea así. Para compensar dicha contrariedad puede recurrirse al uso de cojines que, colocados bajo el vientre, permitan su descanso mientras se practica esta postura erótica para el embarazo.
La cuchara
La de la cuchara es, también, una postura ideal para practicar durante el embarazo. Esta postura erótica para preñadas garantiza una penetración poco profunda (y, por tanto, poco molesta y dolorosa), un contacto total y muy íntimo entre los dos cuerpos y una libertad total de las manos para, así, poder estimular y acariciar a placer diferentes partes de la anatomía de la pareja. El hombre, colocado en esta postura erótica para embarazadas, puede estimular el clítoris de su pareja fácilmente. Si la mujer sintiera demasiado peso sobre sus lumbares debería doblar su pierna superior para colocarla en ángulo recto. Esto le permitiría aliviar ese peso sobre las lumbares.
La postura del loto
La postura del loto (aquélla en la que la mujer se sienta sobre el regazo del hombre y lo abraza con sus piernas y brazos) es una postura erótica para embarazadas muy apropiada para ser usada durante los primeros meses de gestación. Esta postura erótica, al tiempo que permite una penetración bastante profunda y el control del ritmo por parte de la mujer, posibilita el contacto visual de la pareja y el poder alcanzar el clímax sexual sin necesidad de realizar grandes esfuerzos ni movimientos.
El columpio
Conoces la postura del columpio, ¿verdad? Es aquélla en la que el hombre permanece sentado, ligeramente inclinado hacia atrás, y la mujer se sienta sobre él, de espaldas. Sin duda, una postura erótica para el embarazo muy indicada para que la mujer pueda controlar tanto la profundidad de la penetración como el ritmo de la misma. Colocada así, la mujer puede estimular su propio clítoris. La postura del columpio, sin embargo, puede resultar algo incómoda hacia el final del embarazo. El peso de la barriga hará que sea así.
La amazona al revés
Una variante de la postura del columpio es aquélla en la que el hombre no está ligeramente inclinado para atrás, sino que está tumbado. En esta postura, sus manos quedan libres para acariciar a su pareja y su pelvis queda capacitada para, con un simple ondearse, controlar el ritmo de la relación. La mujer, además, puede recostar su barriga sobre las piernas dobladas de él. Las rodillas de él, además, se convertirán en un buen punto de apoyo para que la mujer coloque sus manos.
La postura de Andrómaca
Esta postura erótica para embarazadas es igual a la anterior postura pero, en este caso, la mujer se sienta sobre el hombre manteniéndose cara a cara. En este caso, es ella quien controla la penetración y la velocidad y amplitud de los movimientos. El hombre puede acariciar el pecho o el clítoris de la pareja y, en caso de doblarse, acceder con su boca al pecho de ella. Cuando el embarazo está avanzado, la postura de Andrómaca puede ocasionar un problema para la mujer: que el peso de la barriga acabe cargando las lumbares. Para evitarlo, el hombre puede sujetar la barriga de la mujer durante la penetración.
Como ves, las posibilidades para disfrutar del sexo con penetración durante el embarazo son muy variadas. Aunque ya sabes que el sexo no empieza ni termina con la penetración. El sexo es mucho más y no es necesario recurrir a la penetración para convertirlo en algo gozoso ni para disfrutar de él. El sexo oral está inventado para disfrutarlo y no hay que olvidar que los genitales de la mujer se vuelven más sensibles durante el embarazo. Una lengua puede resultar muy efectiva al juguetear con un clítoris. El cunnilingus siempre es un gran regalo para la mujer y el orgasmo femenino está ahí, esperando, manteniéndose indiferente al hecho de que la mujer que debe alcanzarlo esté embarazada o no. Salir en su busca es asunto tuyo. A la mínima que te apetezca y no tengas que luchar contra las náuseas, el ardor de estómago, el dolor de espalda o el cansancio, ve por él.