Como no podía ser menos, el Kama Sutra no podía obviar toda una serie de posturas eróticas caracterizadas por un elemento común: en todas ellas la penetración se realiza desde atrás. Algunas solicitan más flexibilidad que otras, pero todas resultan tremendamente atractivas.
Los textos del Kama Sutra suelen relacionar muchas de sus posturas con el nombre de algún animal. No hay que olvidar que, cuando fue escrito, los seres humanos en la India estaban rodeados de una gran cantidad de animales salvajes y domésticos. Vatsyayana recomienda en sus textos a sus lectores que olviden por un tiempo su naturaleza humana y disfruten de su vertiente más animal actuando, en el sexo, como actúan esos animales. Así, cuando la mujer se coloca, como un cuadrúpedo, “a cuatro patas”, Vatsyayana, que en otras posturas habla de ciervos, cabras, tigres, elefantes, asnos, jabalís o caballos, lo hace en este caso, y aunque pueda parecer poco elegante, de una vaca.
Vatsyayana, que era sin duda un hombre sabio, sabía que son muchas las cosas que los hombres podemos aprender de los animales. Sigue su ejemplo e imítalos. ¿Qué es lo que tienes que perder? Piensa que, por ejemplo, los chimpancés, que tienen un altísimo porcentaje de genes en común con nosotros, disfrutan del sexo oral, manual, de la penetración, son heterosexuales, homosexuales, bisexuales y lésbicos; lo hacen en pareja o en grupo, no necesariamente una sola vez al día, incluso colgados de las ramas y cabeza abajo, en posturas que los seres humanos no podemos ni imaginar. En una expresión muy clara: follan de todas las maneras imaginables. Y no se matan entre sí. ¿Estaría tan mal tomar ejemplo de ellos?
Posturas para entrar desde atrás
Las principales posturas de penetración desde atrás recogidas en el Kama Sutra son las siguientes.
Postura del ciervo o Hirana
En esta clásica posición de entrada desde atrás no hay contacto visual alguno entre los dos miembros de la pareja, pero la visión de la espalda y nalgas es espléndida. Tanto como la visión que se tiene de la entrada del pene en la vagina. Suele considerarse que ésta es la postura más “animal” de todas las posturas, la que más se asemeja a la de, por ejemplo, los perros. Quizás eso es lo que la hace tan atractiva para hombres y mujeres.
Esta postura puede resultar muy dulce y tranquila. El hombre puede acariciar el clítoris y los pechos de su pareja mientras la penetra desde atrás. También puede ser más apasionada e impulsiva si se acompaña de empujes más intensos por parte del hombre y de cachetes en las nalgas. En esta posición, la mujer puede estimularse el clítoris o acceder a la parte trasera y acariciar los testículos de su compañero. Para conseguir una mayor penetración, la mujer, en lugar de apoyarse sobre sus manos, puede hacerlo sobre codos y antebrazos. Haciéndolo de este modo, consigue inclinarse un poco más, lo que permite una mayor penetración del pene.
Lógicamente, esta postura es muy popular a la hora de realizar una penetración anal, que siempre será cuidadosa, pues, gracias a esta postura, puede ser muy profunda. Como siempre recomendamos, esta penetración debería realizarse siempre contando con la colaboración y la ayuda de un buen lubricante.
Hirana Samputa
Esta postura es una variación sobre la posición anterior y es muy útil en aquellos casos en los que el pene no está completamente erecto o el hombre necesita estímulos adicionales. Tras la penetración, la mujer debe cerrar sus piernas firmemente, manteniéndolas lo más cerca posible la una de la otra, mientras el hombre extiende sus muslos. Trata, desde esta posición, de cambiar a la posición de rodillas sin que el pene salga de la vagina.
Postura de la vaca lechera o Dhenuka
Hay que reconocer que el nombre que Vatsyayana da esta postura no es demasiado “elegante”. En ella, la mujer debe sostenerse poniendo sus manos en el suelo, directamente en frente de ella, o haciéndolos descansar sobre sus muslos, un taburete o en el filo de la cama. Lo importante aquí es que la mujer mantenga el grado de inclinación adecuado para permitir una profunda penetración por parte del hombre, que se mantiene de pie, dando golpes de riñón sencillos y contundentes. En esta posición, el hombre puede acariciar las nalgas de la mujer, sus muslos y pechos, y puede también estimular su clítoris.
De esta postura puede realizarse una variante, que recibe el nombre de Dhenuka samputa, y que exige que, una vez penetrada, la mujer cruce los tobillos firmemente mientras el hombre mantiene las piernas separadas. Con esta postura, la vagina se mantiene especialmente cerrada, lo que produce mayor roce y presión en el pene. Las mujeres, en esta posición, pueden usar sus músculos vaginales y sus nalgas para, de una manera rítmica, ir apretando o relajando alternativamente. Este juego puede resultar muy placentero e interesante.
Postura del tigre
Igual que los gatos salvajes, aquí el hombre, desde la parte de atrás de la mujer, debe morder su cuello, impidiendo en todo momento que ella pueda darse la vuelta y responder al ataque. En esta posición, el dorso de ambos miembros de la pareja permanece arqueado. La mujer puede hacer el estuche, haciendo así más pequeño el conducto vaginal o, por el contrario, puede mantenerlo abierto. Eso sí, no lo tendrá fácil para ver a su pareja. Tendrá que recurrir a la imaginación, que siempre es fructífera y positiva en esto del sexo. ¿Qué te impedirá pensar que quien te está penetrando no es tu pareja habitual sino tu actor preferido o ese chico con el que te cruzas en el metro y que al mirarlo hace que te humedezcas? Intentad realizar un gruñido de acoplamiento y que el hombre muerda ese cuello que se lo ofrece como lo hacen los tigres. Intentad también que el contacto entre vuestras piernas sea lo más intenso y duradero posible.
La carretilla o Kulisha
La postura de la carretilla es, tal vez, una de las más famosas de todas las recogidas en el Kama Sutra. En esta posición la mujer yace boca abajo en una cama o sobre algo blando, mientras que el hombre, que permanece de pie, la toma de las rodillas o los muslos y la eleva. Esta es una excepcional posición acrobática a la que se puede llegar o que puede conducir desde o hacia otras posturas de entrada trasera. Para la mujer puede resultar más cómodo el apoyar codos y antebrazos. Esta posición requiere para ella el tener mucha flexibilidad en la parte inferior de la espalda. Al hombre le exige una fuerza especial en los brazos.