Ningún hombre que no haya probado en su vida un masaje lingam debería perderse dicha experiencia. Este tipo de experiencia es, junto al masaje yoni, una de las cumbres del masaje erótico. No en vano, cuando hablamos de lingam estamos refiriéndonos a los genitales masculinos. Es, pues, fácilmente comprensible que cualquier tipo de estimulación sobre esa zona tan espeicialmente sensible de la anatomía masculina pueda resultar especialmente placentera.
Para los no iniciados en las maravillas del masaje tántrico, sin embargo, el saber que este tipo de estimulación centra su atención en los genitales masculinos puede llevarles a pensar de manera excesivamente reduccionista en la masturbación y en sus gozos.
Nada más lejos de la realidad. Esto de lo que hablamos aquí es algo más que lo que popularmente se denomina una paja. Sin menospreciar a ésta y a sus indudables placeres, la paja vendría a ser, por decirlo de algún modo, la hermana pobre del masaje lingam.
Masaje tántrico y chakra sexual
Hablar de masaje lingam es hablar de Tantra y hablar de Tantra es hablar de espiritualidad. Gracias a esta práctica a la que estamos dedicando este artículo actuamos sobre el chakra sexual.
De entre los siete chakras o puntos de energía que el Tantra reconoce en el cuerpo humano, éste es el que mejor simboliza la unión entre mente, espíritu y cuerpo.
Así, este tipo de estimulación manual de la que hablamos en este post se convierte en algo más que en un simple desahogo sexual. Su finalidad no es tanto conseguir que el hombre eyacule y alivie su tensión sexual como hacer que conecte, mediante una relajación extraordinaria y absoluta, con su parte más sensible y espiritual. Dicho de otro modo: el orgasmo no es, en él, un objetivo. Si acaso, es una consecuencia.
En este artículo vamos a explicarte cómo realizar un masaje lingam paso a paso. Para ello, el hombre que va a disfrutarlo deberá colocarse en una postura correcta y confortable.
Para ello, deberá recostarse sobre la espalda, con una almohada bajo la cabeza que le permita mirar hacia sus genitales y otra bajo su cintura. El hombre se colocará entonces con las piernas abiertas, las rodillas ligeramente dobladas y los genitales perfectamente expuestos.
Colocado así, la mujer se situará entre las piernas de él, sentada sobre un cojín o almohada y con las piernas cruzadas.
Una vez colocados de ese modo, tanto el hombre como la mujer deberán coordinar sus respiraciones y hacer que éstas sean profundas y lentas. La respiración es fundamental en el Tantra y debe ayudar a conseguir ese estado de relajación que hará de esta experiencia una vivencia única y llena de numerosos matices de placer.
Masaje lingam paso a paso
Una vez conseguida la postura y coordinadas las respiraciones, dará inicio el masaje lingam propiamente dicho. Éste se iniciará masajeando de un modo suave las piernas, el abdomen, los muslos y el pecho del hombre. Esta caricia debe servir como preludio relajante para el hombre que va a gozar de esta maravilla sensitiva.
Para realizar una práctica estimulatoria y relajate de estas características, como para realizar, en general, cualquier tipo de estimulación erótica en la que las manos tengan que intervenir sobre el cuerpo, se necesita utilizar un buen aceite de masaje. La lubricación aportada por éste convertirá cada caricia en una pequeña delicia.
Una vez tengamos el aceite a mano, se colocará una pequeña dosis de él tanto en la punta del pene como en los testículos.
Una vez hecho esto, la parte activa deberá comenzar a acariciar los testículos de manera suave. Relajar el escroto, con toques suaves, es el objetivo principal de esta fase. Esa caricia, además, estimulará la producción de esperma.
Tras masajear los testículos se empezará a actuar tanto sobre el pene o lingam como sobre el perineo, es decir, sobre ese espacio de la anatomía masculina que se encuentra entre los testículos y el ano.
Esta estimulación manual deberá realizarse con calma, lentamente, sin precipitación. Ese ritmo calmado será el que permita prolongar el placer y convertir esta vivencia en una experiencia única.
Para masajear el pene se utilizarán, alternativamente, las dos manos. Éstas, tomando al falo por su parte baja, apretarán suavemente y se deslizarán hacia la zona superior del mismo de manera también calmada. Será ese ritmo lento y calmado una de las exigencias que deben cumplirse para diferenciar este tipo de estimulación genital de lo que popularmente conocemos como paja.
Otro de los movimientos que se pueden realizar sobre el pene al practicar una estimulación de este tipo es el de realizar sobre el glande una serie de movimientos circulares semejantes a los que, por ejemplo, realizamos al exprimir un limón. Ese tipo de movimiento resulta muy placentero.
Los movimientos sobre el eje del pene se realizarán, también lentamente, de arriba abajo. Prolongar esta caricia evitando la eyaculación es una de las claves que determinarán la corrección ejecutoria de este tipo de estimulación.
Si se presiente que el momento eyaculatorio va a llegar hay que detener cualquier tipo de movimiento. Esa pausa servirá para que el pene descanse y se relaje. Quien realice el masaje no debe preocuparse en ese instante de que el pene pierda erección y se ponga flácido. Ya regresará aquélla.
Como hemos dicho al principio de este post, el objetivo no es el de conducir cuanto antes al masajeado a la eyaculación. El acercarse a ese instante del alivio eyaculatorio sin llegar a él es una experiencia extremadamente placentera y sirve para aumentar nuestra energía sexual.
Los puntos sagrados de la estimulación del lingam
Para potenciar los efectos placenteros del masaje lingam se puede optar por dos caminos. Uno, más aceptado por los hombres, es el de presionar en un punto medio que existe entre los testículos y el ano. En ese punto existe una pequeña hendidura y presionar sobre ella puede servir para ayudar a controlar la eyaculación. Masajear este punto con una mano mientras se estimula el pene con la otra puede resultar muy placentero.
El segundo camino que puede seguirse para incrementar el placer experimentado al disfrutar de una experiencia así no es aceptado por muchos hombres debido a motivos claramente socioculturales. Ese camino del que hablamos se encuentra a través del ano.
Introducir un dedo a través del esfínter anal y masajear la próstata mientras se sigue estimulando el pene incrementa notablemente el placer masculino. Si muchos hombres rechazan este tipo de estimulación es, simple y llanamente, porque el placer anal masculino ha estado tradicionalmente asociado a la homosexualidad.
El fin de este tipo de estimulación llegará cuando el hombre decida dejarse ir o cuando la mujer que le está masajeando decida que ya ha llegado el punto final. Hasta ese momento, habrá intentado mantener esa respiración lenta y profunda de la que hemos hablado y que es la base sobre la que se sostienen todas las experiencias tántricas.
Durante la eyaculación (que deberá producirse, finalmente y de manera ideal, una vez que haya sido retenida en seis ocasiones), el hombre debe mantener esa respiración. Será así como el masaje lingam proporcionará su máximo placer.
Beneficios del masaje lingam
Si deseas disfrutar de un masaje lingam en Barcelona, Madrid, Valencia o Santiago solo tienes que buscar un salón de masajes tántrico o una masajista tántrica que ofrezca este tipo de servicio. Hay muchos y muy reputados en todas las ciudades nombradas. En cualquiera de ellos podrás disfrutar de los beneficios de una experiencia de este tipo.
Y es que los beneficios son muchos. Entre ellos vamos a destacar los siguientes:
- Incremento de la confianza en la vida.
- Recuperación de la vitalidad personal.
- Estimulación de la libido.
- Curación de las heridas emocionales.
- Conversión de la sexualidad en una práctica sagrada.
- Relajación y aminoración del estrés.
Como ves, son muchos los beneficios que tiene una práctica de este tipo. Si se realiza junto a la pareja, además, sirve para incrementar la pasión en el seno de la misma.