Masaje del rostro
¿A quién no le gusta ser masajeado? ¿A quién no le gusta sentir en el rostro la caricia de su pareja? Relajación y tranquilidad son, a bote pronto, dos de los efectos directos que podemos asociar a esa maravilla sensitiva que es la caricia facial. Pero no son las únicas. Convertidas en masaje facial, las caricias que unas manos cariñosas y expertas pueden realizar sobre nuestro rostro son una excelente manera de reducir o eliminar las tensiones acumuladas en el rostro, movilizar los tejidos de la piel en esa zona y mejorar la circulación sanguínea. ¿Qué se consigue con eso? Mantener la piel tersa y firme para, así, proporcionarle un aire más joven.
Un masaje facial es el mejor remedio contra arrugas y patas de gallo, así como contra esos pliegues que van desde la nariz hasta la comisura de los labios. El masaje facial es, también, una excelente técnica que, en unas manos más o menos experimentadas, pueden servir para prevenir la aparición de bolsas u ojeras.
A la hora de tonificar los músculos de la cara con un buen masaje facial que, al mismo tiempo, forme parte de un masaje erótico que implique a todas las partes del cuerpo, hay que seguir una serie de normas de sencilla aplicación que aquí te vamos a resumir brevemente.
El uso del aceite de masaje
La primera de esas normas es utilizar aceites de masaje que, a la vez que aporten suavidad a la hora de realizar el masaje facial, aporten la hidratación y los nutrientes que la piel de tu pareja necesita para lucir en su máximo esplendor. El aceite de argán, el de oliva, el de almendras, el de jojoba o el de rosa mosqueta son, entre otros, algunos de los mejores aceites naturales que pueden utilizarse para realizar un masaje facial que, además de producir un fantástico placer sensual, sirva para reafirmar la piel, difuminar marcas y cicatrices, corregir sequedades o hidratar la piel de manera natural.
Una vez escogido el aceite de masaje que vas a utilizar para realizar tu masaje facial vierte unas gotas de él sobre las yemas de tus dedos y frótalo entre tus manos para calentarlo. Después, aplícalo con suavidad en mejillas, nariz y barbilla.
Tras acariciar suavemente la cara de tu pareja, puedes iniciar el masaje facial en sí. ¿Cómo hacerlo? Empujando la piel suavemente pero con firmeza hacia arriba desde la barbilla y en dirección a la frente.
Tras realizar esos trazos de masaje facial, pellizca suavemente entre las cejas. ¿Con qué finalidad? Con la de liberar de tensión y relajar esa zona del entrecejo en la que suele acumularse mucha tensión. Al realizar estos movimientos, lo liberamos de esa tensión.
Masaje de mandíbula, nariz y zona de ojos
Tras tratar el entrecejo trataremos la nariz. ¿Cómo? Realizando pequeños movimientos circulares desde la parte superior del puente de la nariz hacia abajo y hasta las fosas nasales y también realizando, desde un punto que se haya entre el puente de la nariz y los lagrimales, una presión muy suave hasta la zona del párpado inferior.
La zona de los ojos, por su parte, deberá ser masajeada en el masaje facial para intentar evitar la aparición de bolsas de ojos y ojeras. Para ello, nada mejor que aplicar una ligera presión en los párpados inferiores desde dentro hacia fuera y con los dedos anulares. También, para relajar la zona, puedes dar pequeños golpes con las yemas de tus dedos alrededor de los ojos y también en la zona de las sienes.
Masajeados los ojos, en el masaje facial le tocará el turno a la mandíbula. El masaje de esta zona es especialmente importante. Al ayudar a perfilar los rasgos, el masaje facial servirá para que el rostro, además de sentirse acariciado, pueda mostrar su mejor y más joven apariencia. Para masajearla barbilla y la mandíbula realiza pequeños y suaves pellizcos y utiliza los dedos pulgares e índices y, realizando una pequeña succión, mueve tus manos desde el centro de la barbilla hasta las orejas.
Completa el masaje de esta zona realizando pequeños pellizcos en la zona del rostro que se encuentra entre la mandíbula y las mejillas. Esos pellizcos servirán para incrementar el riego sanguíneo y, con ello, la oxigenación de las células de la zona.
Para finalizar el masaje facial, realiza por todo el rostro un movimiento de tecleo. Cuando lo hayas realizado, acaricia suavemente, como al principio, las diferentes partes de la cara. Tras finalizar este sencillo masaje facial, puedes continuar masajeando las diferentes partes del cuerpo de tu pareja. Entre todas ellas, el abdomen, la cabeza o los glúteos serán algunas de las zonas de su cuerpo que más agradezcan la caricia y el masaje que puedan proporcionarle tus manos.