¿A quién no le gustan los masajes cuando dichos masajes están destinados a incrementar en calidad e intensidad las sensaciones eróticas? ¿Quién, en algún momento, no ha echado mano del acto de masajear para dar una mayor variedad y una mayor eficacia a los preliminares? ¿Quién no ha sido destinatario alguna vez de ese tipo de estimulación por parte de su pareja? Quien más quien menos ha gozado alguna vez con prácticas de este tipo y quien más quien menos ha dudado a la hora de definir esa práctica. Esa estimulación que hemos dado o recibido podría ser catalogada, perfectamente, como un masaje erótico, pero… ¿podría ser considerada también como parte de un masaje tántrico? ¿Serían lo mismo? Y, lo que sin duda es una pregunta que llegan a realizarse todas las personas que acuden a un centro de masajes eróticos: ¿qué podemos esperar de la masajista erótica cuyos servicios vamos a contratar cuando contratamos un masaje erótico y qué podemos esperar cuando contratamos uno tántrico? En este artículo vamos a intentar dar una respuesta a esas respuestas y dejar meridianamente claras cuáles son las diferencias entre un masaje erótico y un masaje tántrico.
El masaje erótico
Cuando hablamos de masaje erótico hablamos de conceptos como sensualidad y relajación. El masaje erótico se realiza por todo el cuerpo, también, claro, por los genitales, y persigue un final al que de manera popular se llama “final feliz” y que podríamos resumir con dos palabras que, si bien no son lo mismo, acostumbran a concurrir en el tiempo: orgasmo y eyaculación.
El masaje erótico cumple también una función educativa muy importante. Disfrutando de este tipo de masaje la persona descubre que el placer eróticos no debe ser concebido única y exclusivamente como el placer que se deriva de la estimulación genital. El sexo es más, mucho más, que eso. Que su concepto haya sido acotado en nuestra mente de un modo tan restrictivo es debido, en gran medida, a la nefasta influencia que sobre nosotros ha ejercido y ejerce el tipo de educación sexual que hemos recibido. Esa educación sexual ha hecho arraigar en nosotros creencias dañinas, mitos que nos impiden disfrutar de una manera libre y segura de nuestra sexualidad. Siendo en gran medida, como somos, una sociedad insegura y reprimida a nivel sexual, el masaje erótico nos ayuda a conocer mejor nuestra sexualidad y, al mismo tiempo, a liberarnos de esas cadenas que nos impiden disfrutar de ella de una manera sana y enriquecedora.
Entregarse a las delicias de un masaje erótico es una excelente manera de liberarse de falsas creencias, de vencer vergüenzas y miedos, de derribar tabúes, de explorar las propias fantasías, de zambullirse en el océano de los propios deseos…
El masaje tántrico
Teniendo ya más o menos clara la noción de masaje erótico, podemos preguntarnos: ¿en qué se diferencia, pues, el masaje erótico del masaje tántrico? ¿No persigue este segundo el placer? ¿No presta atención a la genitalidad?
La diferencia básica entre el masaje erótico y el masaje tántrico es que este segundo tiene un componente más espiritual que el primero. El masaje erótico persigue el orgasmo (es decir: una reacción física). El masaje tántrico, por su parte, es entendido como un ritual que persigue despertar y usar la energía sexual para expandirla por todo el sistema nervioso y para canalizarla para, con ella, purificar los canales energéticos de todo el cuerpo y armonizar los chakras. Así, la gran diferencia entre el masaje erótico y el masaje tántrico tendría que ver, en el fondo, con el rol que desempeña en uno y en otro lo que entendemos por placer erótico. Así como en el masaje erótico ese placer es siempre el objetivo central, en el tántrico, pese a existir, el placer no es la finalidad. Y es que, si en el masaje erótico el placer es el final del camino, en el tántrico el placer es el camino en sí. Un camino que, como hemos dicho anteriormente, nos conduce a un destino espiritual.
Para poder realizar el masaje tántrico hay que dominar una serie de técnicas e introducirlas en la sesión de masaje. Entre dichas técnicas hay que destacar, por encima de todas, la de la respiración consciente. Tanto la persona que realiza el masaje como la persona que lo recibe deben saber conducir y modular su respiración para, gracias a ella, conseguir un estado de relajación óptimo que libere todas las barreras que impidan la expansión, por todo nuestro cuerpo, de nuestra energía sexual.
Otra de las técnicas imprescindibles que deben formar parte del masaje tántrico y que no tiene por qué participar en el erótico es la del llamado “toque vacío de intención” o “yoga del tacto”. Que nuestra educación nos lleve a concebir el sentido del tacto como algo provocador no quiere decir que deba serlo por ley. El cómo se usa el sentido del tacto marca también grandes diferencias entre el masaje tántrico y el masaje erótico. En el masaje erótico, el tacto busca conscientemente excitar. En el tántrico, la única intención que tiene el tacto es la de conseguir la conexión con el corazón del Otro y dejar patente el amor incondicional que, estando más allá de lo físico, se siente por ese Otro. Así, incluso el masaje del Lingam (pene) o el del Yoni (vulva y vagina), prácticas que suelen forman parte del masaje tántrico, se diferencian claramente, tanto en la manera de ser realizados como en lo que se persigue con ellos, de la estimulación que de los genitales, tanto masculinos como femeninos, se realiza durante un masaje erótico. En este segundo caso, el tipo de tocamiento estaría mucho más cercano a lo que en nuestra mente asociamos al término masturbación.
En resumen, las diferencias entre el masaje erótico y el masaje tántrico estarían basadas en tres puntos fundamentales:
- La finalidad. El masaje erótico persigue el orgasmo eyaculatorio; el tántrico, la expansión de la conciencia.
- La intención. En el masaje erótico la intención es excitar; en el tántrico esa intención no existe.
- La actitud. En el masaje erótico la actitud es más animal, más directamente sexual; en el tántrico, por su parte, es más amorosa y más sensual.
Esperamos que este artículo te sirva para saber qué deseas encontrar exactamente cuando te diriges a un centro de masajes eróticos y qué puedes esperar de la masajista erótica a la que hayas contratado cuando hayas pedido un tipo de masaje u otro.