Masaje del pecho
Las mujeres sienten especial aprecio a sus senos. Les gusta ser acariciadas ahí, sobre todo si el hombre no actúa con prisas y se ha tomado su tiempo en llegar hasta allí. Que hayan sido acariciadas por todo el cuerpo las predispone para recibir ese tratamiento especial que siempre merecen sus pechos.
Tanto hombres como mujeres pueden disfrutar de la estimulación de las mamas. Al hombre que piensa que sólo las mujeres pueden sentir placer al ser acariciadas en esa zona le costará mucho más descubrir y proporcionar ese placer que al que asume sus mamas como zona corporal especialmente sensible. La sensibilidad masculina de la zona mamaria va mucho más allá del ámbito más o menos limitado del pezón.
Las lesbianas son expertas en sacar y prolongar al máximo el placer resultante de la estimulación de las mamas. Los estudios demuestran que dedican mucho más tiempo a este juego que los matrimonios heterosexuales. Los pechos emanan energía y representan, especialmente en la mujer, su deseo de darse a los demás. Con el masaje de sus pechos, estás cuidando a tu pareja emocionalmente.
Para realizar un buen masaje en el pecho de tu pareja, arrodíllate entre sus piernas o siéntate a su lado. Añade aceite de masaje a tus manos y haz vibrar el tejido carnoso de cada mama colocando tus manos alrededor de ellas. Di a tu pareja qué hermosos te parecen sus pechos y que placentero te resulta el tocarlos. Piensa que la mujer acostumbra a tener muchos complejos sobre ellos. A unas les parecen grandes. A otras, pequeños. Una se quejará de su falta de firmeza. Otra, de la forma de su pezón o el tamaño o color de su areola. Elogia, pues, sus pechos y haz que respire pausada y hondamente, acompasando su respiración a la tuya.
Coloca ahora una mano en la parte exterior de cada mama, bajo los brazos, y muévelas suavemente por debajo de ellas. Este movimiento resulta muy agradable para quien lo recibe. Realiza ahora un firme movimiento circular ente el hombro y el pecho. Haz vibrar las mamas colocando las manos como si fueran agujas de reloj y marcaran las diez y diez.
Coloca ahora ambas manos en una mama, rodéala entera, tira suavemente de ella y aprieta. Con la punta de los dedos, realiza presionando pequeños círculos alrededor de toda la mama. Copa el pecho con las manos y siente su textura sedosa y suave. Aprieta suavemente con las manos, amasa la mama con un movimiento circular. Realiza amplios movimientos sobre el pecho, evitando en todo momento centrarte en los pezones. Repite estos movimientos en la otra mama preguntando a tu pareja sobre la presión que estás realizando al realizar tus trazos de masaje sobre las mamas.
Realiza ahora una especie de dibujo en espiral desde la base de la mana hasta el pezón. Ve acercándote a él lentamente y tócalo ligeramente como de pasada. Como si ese toque hubiera sido un accidente, algo no buscado. Piensa que, como siempre decimos, las prisas no son buenas compañeras del masaje.
Sólo ahora, después de haber dedicado un buen tiempo al masaje del pecho, llega el momento de jugar con el pezón, la parte más sensible de la mama. Abarca todo el tejido del seno con las manos y utiliza el pulgar impregnado de aceite para acariciar suavemente la punta del pezón. Haz una pausa y respira. Que ella también lo haga, profundamente. Repite ese movimiento, como si intentaras burlarte del pezón, como si la promesa de tocarlo no fuera a cumplirse del todo, en varias ocasiones. Rózalo apenas.
Ha llegado el momento de lamerlo ligeramente. Sopla suavemente sobre él. Que ella note tu aliento caliente sobre el pezón. Realiza varias respiraciones profundas. Resiste la tentación de metértelo entero en la boca. Si ella te pide más y eleva el pecho buscando tus labios, has hecho bien tu trabajo. En verdad, lo que has conseguido es convertir sus senos en el Sensate Focus.
El Sensate Focus
Los famosos sexólogos de los años 60 William Masters y Virginia Johnson desarrollaron una técnica para ayudar a las personas a salir de su ego pensador llamada sensate focus. Esta técnica alienta a que cada socio se turne para prestar una mayor atención a sus propios sentidos. Este método, relacionado con muchas prácticas orientales de meditación tántrica, ha ayudado desde entonces a muchas parejas a alcanzar altos niveles de placer en sus masajes. La clave está en que los miembros de la pareja se vayan alternando en el prestar atención exclusiva a sus sensaciones.
Dador y receptor del masaje, según el sensate focus, deben centrar su atención en ese punto de la piel donde se toca o se es tocado. Cada vez que la mente se distrae de ese punto de toque, hay que volver a centrarla en él. Tras un tiempo de práctica, la mente aprende a concentrarse únicamente en sus sensaciones, quedando los pensamientos que nada tienen que ver con eso aparcados momentáneamente a un lado. Los resultados, cuando la mente cesa en su traqueteo y se hace de alguna manera esclava de las sensaciones corporales, son fantásticos.