Los labios vaginales, territorio sensible
De entre los errores más comunes que se pueden cometer a la hora de ejecutar los preliminares eróticos en una relación erótica figura el de olvidarse de los labios vaginales. La cercanía del clítoris (tan destacado por las propias mujeres al explicar los mecanismos de su sexualidad) y del húmedo misterio de la vagina hacen que los hombres olviden con demasiada facilidad que la correcta estimulación de los labios vaginales puede convertirse en una inestimable fuente de placer para la mujer.
Los labios vaginales, al igual que el clítoris, están llenos de terminaciones nerviosas. Esto los convierte en una zona especialmente sensible de la anatomía femenina, algo que no sólo olvidan los hombres, sino también muchas mujeres cuando se masturban.
El placer que produce la estimulación de los labios vaginales es un placer diferente al producido por la directa estimulación del clítoris. El de éste es puntual e intenso; el de los labios vaginales, relajado y más extenso. ¿Qué queremos decir con esto? Que la masaje de los labios vaginales permite un lento viaje hacia el placer. Éste, seguramente, se alcanzará finalmente contando con la inestimable colaboración de la estimulación clitoriana, pero el viaje hasta llegar ahí habrá merecido la pena y habrá estado repleto de pequeños placeres y de muchas posibilidades de actuación. Los labios vaginales pueden ser pellizcados, estirados, masajeados…
En este post queremos proporcionarte algunas ideas que te sirvan para masajear los labios vaginales.
Preparativos para el masaje
Como a la hora de proporcionar cualquier tipo de masaje, lo primero que hay que tener en cuenta al plantearse la posibilidad de realizar un masaje de los labios vaginales es disponer de tiempo. Hacer un masaje de los labios vaginales no es hacer una paja rápida. Para la paja más o menos rápida ya existe el clítoris.
También, y como en cualquier otro tipo de masaje, el lubricante o aceite de masaje debe jugar un papel fundamental. Servirá para que los dedos se deslicen con suavidad sobre los labios vaginales pero también debe servir para proveer a éstos de una temperatura adecuada para que su estimulación resulte más efectiva. Para que eso sea así es importante que el lubricante esté templado o que sea un lubricante con efecto calor.
Para que los dedos se deslicen suavemente sobre los labios vaginales al realizar el masaje hay un aspecto que también hay que tener en cuenta: la existencia o no de vello púbico. Los labios mayores, por naturaleza, tienen vello. Rasurar o (cuanto menos) recortar este vello puede ser der gran utilidad a la hora de realizar un masaje de los labios vaginales. Impedirá que los dedos puedan enredarse en el vello.
Para realizar un masaje de los labios vaginales (como para realizar cualquier tipo de masaje) debe procurarse que la mujer se encuentre en una postura cómoda. Boca arriba, con las piernas dobladas y bien abiertas puede ser una de esas posturas. Esta postura, además, permitirá un acceso sencillo a los labios vaginales.
El ritmo constante, la clave de un buen masaje
Antes de llegar a los labios vaginales acariciaremos la cara interna de los muslos. Tras acariciar dicha zona, pondremos la palma de cada una de nuestras manos (previamente lubricadas) sobre cada uno de los labios mayores de la mujer. Colocadas ahí, iniciaremos nuestro masaje de los labios vaginales realizando movimientos circulares sobre ellos. Tras estos movimientos realizaremos otros en vertical y, finalmente, en horizontal, juntando y separando los labios.
Tras estos movimientos con las palmas de las manos podemos continuar nuestro masaje de los labios vaginales estimulando cada uno de los labios mayores con el pulgar. Estos movimientos deben realizarse con un ritmo constante. Está demostrado que, a la larga, una estimulación a un ritmo constante resulta más efectiva que una estimulación con cambios de ritmos o a un ritmo algo más “frenético”.
Para masajear uno de los labios mayores podemos cogerlo utilizando el pulgar y el índice y el anular. Cogiéndolos así, deberemos deslizar nuestros dedos arriba y abajo a lo largo del labio.
También podemos coger cada uno de los labios con una de nuestras manos y, cogidos al mismo tiempo, juguetear con ellos estirando o separándolos de manera lenta y con movimientos circulares.
Todo este proceso de estimulación tendrá un efecto muy claro: los labios vaginales se hincharán. Esa hinchazón es debida al aumento del riego sanguíneo. Al aumentar éste, los labios vaginales se vuelven más sensibles, elásticos y calientes.
Tras haber masajeado los labios vaginales mayores ha llegado la hora de estimular los labios menores. Éstos son más sensibles y, por tanto, deben ser tratados con mayor cuidado. En ocasiones puede bastar con pasear un dedo lentamente por su superficie para derretir a una mujer de placer. Pasar los dedos por la entrepierna puede proporcionar la excitación necesaria para que una mujer sea llevada hasta casi los límites del orgasmo.
Para alcanzar el orgasmo, y finalizar de una manera explosiva y verdaderamente satisfactoria el masaje de los labios vaginales, nada mejor que masajear el clítoris. El masaje inicial de esta perla de la anatomía femenina puede realizarse de manera indirecta, apretándolo entre los labios. Tras ser estimulado indirectamente, podemos retirar la capucha del clítoris para, así, estimularlo ya directamente. Esto podemos hacerlo con los dedos o directamente con la lengua. Un cunnilingus es, sin duda, una excelente manera de poner el punto final a un magnífico masaje de los labios vaginales.