Juguetes eróticos y sensualidad
Se ha escrito mucho sobre la importancia de ampliar nuestra definición de sexo para hacerla que abarque mucho más de lo que es la simple relación sexual. Después de todo, la sexualidad de uno abarca mucho más de lo que es el simple acto de follar. El oído, el gusto y el tacto, así como lo que podemos oler o ver, forman parte de nuestra experiencia sexual. Los juguetes eróticos tienen en cuenta eso. Aceites de masaje, lubricantes, plumas, aceites y geles comestibles y otros productos procuran estimular esos sentidos que siempre están ahí, a la espera de nuevas experiencias y estímulos. Esos productos, ya lo sabes, están en el mercado, al alcance de tu mano y tu imaginación. Si la echas a volar, síguela y atiende a sus demandas. Tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán.
Lubricación: que las cosas sigan su curso sin problemas
Del mismo modo que la comunicación interna y sincera de la pareja ayuda a mantener y a estimular el juego sexual, la lubricación permite que los cuerpos fluyan unos sobre otros. Un buen lubricante te garantiza un encuentro resbaladizo, sin roces ni irritaciones, especialmente en el momento de la penetración. El lubricante que pone en nuestros genitales la madre naturaleza no basta a veces para evitar ese malestar causado por el roce de una buena polla, de un dedo o de un consolador. Por eso va bien tener un bote de lubricante artificial a mano. No debería faltar en tu cajón.
Conforme vayas leyendo (y esperamos que siguiendo) nuestros consejos, comprobarás cómo recomendamos utilizar siempre un lubricante junto al juguete erótico que elijas. Esto es así porque los juguetes para adultos, debido al material del que están hechos, pueden absorber rápidamente la lubricación natural del cuerpo, dejando resecas zonas que no deberían de estarlo para garantizar un placer sin sombras de dolor.
El lubricante puede servir también para amenizar la masturbación y hacer más cómoda la penetración vaginal. No hace falta decir que es esencial en la penetración anal, ya que el ano no produce su propia lubricación y la saliva con la que lo puedas humedecer no es tan efectiva en esas misiones como lo es el lubricante artificial.
En general, los lubricantes con base de agua son los más recomendados para la mayor parte de las diferentes variantes de juego sexual. Esto es así porque ellos son los más seguros para usar con los condones, se lavan fuera del cuerpo fácilmente y es más difícil que irriten o causen infección en las mujeres. A menudo estos lubricantes se venden como geles que son muy recomendables, por ejemplo, para practicar el sexo anal, incluso el más intenso. El ácido hialurónico suele ser un componente de estos lubricantes, lo que permite que, aplicados, formen pequeños cojines de agua que acaban reforzando el efecto lubricante del producto.
La principal queja que acostumbra a surgir sobre estos lubricantes es que se secan rápidamente. Este problema se puede corregir aplicando cada cierto tiempo un poco de agua o saliva a la parte a lubricar para reactivar la función del lubricante.
Los lubricantes con base de silicona son relativamente nuevos en el mercado y son muy populares porque no se evaporan ni resecan tan fácilmente cómo los lubricantes basados en agua. Son ideales para el sexo subacuático, son compatibles con los preservativos y pueden ser utilizados externamente para masajear los genitales. En el plato negativo de la balanza hay que señalar que los lubricantes que basan su composición en la silicona son más caros que los lubricantes basados al agua, son también más difíciles de limpiar y no siempre son compatibles con los juguetes eróticos de silicona, tan en boga y extendidos hoy en día.
Los lubricantes con base de aceite como podría ser, por ejemplo, la vaselina, han perdido mucho terreno respecto a los anteriores. ¿El motivo? Estos lubricantes deterioran el látex de los condones o diafragmas y son difíciles de lavar y quitar. Sí son buenos para el uso anal, pero el deterioro que causan en el condón es un hándicap demasiado importante como para competir con los lubricantes con base de agua o silicona.
La elección de un lubricante, al final, dependerá de tu preferencia personal. La mayor parte de los lubricantes al agua se fabrican con un gusto y olor determinado, aunque las papilas gustativas más sensibles pueden notar un regusto jabonoso de fondo que los puede hacer desagradables. Si eres muy sensible o propenso a las pequeñas infecciones por levaduras, deberás elegir un lubricante libre de glicerina.
¿Lo mejor? Lo mejor es siempre la experimentación. Que pruebes. Los productos están ahí. Eres tú quien debe decidir cuál de ellos te conviene más. Como acostumbra a decirse, para gustos los colores. Lo que puede servir para tu amigo puede no servir para ti. Lo que puede gustar a tu vecino puede, perfectamente, no gustarte a ti. Prueba diversas muestras y, finalmente, elije la que más te convenza. Comprobarás cómo un simple lubricante puede servir para dar una vuelta de tuerca a tu relaciones eróticas y para enriquecerlas.