Dentro de la amplia gama de las posturas eróticas descritas o recogidas en el Kama Sutra hay varias que son, por decirlo de algún modo, el abc primordial de todo amante, ésas que deben practicarse sí o sí, sin excusas. No requieren una flexibilidad especial ni una forma física especialmente brillante. El misionero, la mujer colocada encima del hombre o la cuchara serían alguna de esas posturas.
El misionero
El misionero o postura de Shiva es, probablemente, la más conocida de todas las posturas sexuales. Vatsyayana se refiere a ella como a “la posición natural”. Para muchas personas esta postura resulta muy cómoda y facilita la penetración. Los hombres pueden soportar su peso con sus manos, sus codos o, si está cansado, puede descansar sobre los pechos de su pareja, recostando pecho sobre pecho. Esta postura es generalmente muy cómoda para las mujeres, que pueden estar relajadas y pueden disfrutar al mismo tiempo de una gran libertad de movimientos tanto con los brazos como con las piernas. Esta postura permite también todo tipo de caricias y besos, la estimulación de los pezones, del clítoris o de los testículos y el ano. Debes, eso sí, tener en cuenta algo muy importante con estas estimulaciones que se realizan mientras se está practicando la penetración: podrían llevarte al orgasmo antes de lo deseado.
Mujer en la parte superior
Vatsyayana concede el nombre de Shakti a esta postura. Esta es una postura muy relajante para los hombres y es, tal vez, la mejor posición si se desea controlar la eyaculación. Con esta posición podéis tomaros de las manos y miraros fijamente a los ojos. Muchas mujeres disfrutan de esta posición, ya que ella les proporciona un mayor control del movimiento, la velocidad y la profundidad de la penetración. La rotación y movimiento de sus caderas puede hacer que la mujer, gracias al pene del hombre, sienta su punto G estimulado. En esta posición, y dependiendo de cómo se ejecute, se puede rozar el clítoris contra el hueso púbico del hombre, aunque tanto los dedos del hombre como los de la mujer, con una suave caricia, también pueden estimularlo.
Esta postura hace que sea más fácil para el hombre concentrarse en sus músculos para evitar el orgasmo y para elevar la energía de los genitales desde la columna vertebral. También es una excelente posición para los hombres que tienen una edad ya avanzanda.
Leche y agua
En este caso, la mujer se sienta sobre la falda de su compañero. Algunas mujeres encuentran que es más cómodo colocar un pequeño cojín bajo sus nalgas en esta postura. El hecho de hacerlo implica también que se ejerza menos presión sobre los muslos del hombre.
La manera de ejecutar correctamente esta postura es realizando suaves movimientos de balanceo o de contracción muscular de la zona del vello púbico. La contracción de los músculos de esa zona es una muy sutil forma de movimiento, al tiempo que su reflejo genital y anal sirve para estimular el chakra inferior, ahí donde se almacena la energía kundalini. Esta es considerada una de las mejores posturas de las relaciones tántricas debido a que ofrece el máximo contacto físico impidiendo una gran libertad de movimientos. Además de sentiros físicamente muy próximos, esta posición permite un óptimo contacto emocional. Los ojos y los labios están muy cerca unos de otros y el abrazo puede ser muy estrecho.
Los maestros tántricos sugieren que esta posición se debe usar sólo después de una larga sesión de besos y contactos labiales y después de tener algún tipo de relación genital que haya estimulado los chakras. Eso habrá hecho que la energía ya se haya puesto en marcha.
Media posición reclinable
Esta es una variante de la postura del misionero. Como ella, es relajante y estimulante a partes iguales para ambos miembros de la pareja. Al revés que en aquella, el hombre no tiene por qué soportar su peso con sus brazos y, al mismo tiempo, posee un más controlado y preciso uso de su empuje. Desde esta posición, la mujer puede moverse suavemente adoptando una serie de posturas que le permitirán ejercer diferentes presiones sobre el pene de su compañero, bien abriendo las piernas ampliamente, bien envolviendo al hombre por la cintura, bien colocando sus rodillas sobre sus propios pechos y sus pies sobre los hombros de su socio.
Si practicas esta posición, encontrarás que es menos íntima que la tántrica de “leche y agua” que ya hemos visto, pero sí comprobarás que es una gran posición para admirar la belleza de tu pareja. Recuerda que, antes de empezar, debéis sentiros muy cómodos. De ese modo la energía fluirá libremente por vuestros cuerpos.
La cuchara
Esta postura tampoco plantea muchas dificultades. Es muy cómoda y puedes probarla de dos modos distintos: estando cara a cara con tu pareja o mirando juntos en la misma dirección. La ventaja principal de esta posición es su completa y cómoda penetración, especialmente para las mujeres cuya vagina está más cerca de su ano que de su clítoris. El contacto con la mirada y los besos es muy difícil en esta postura, pero sí permite las caricias con pies y piernas así como las caricias en senos, abdomen, genitales, garganta y cara.