Lecciones orientales
Si hay un grupo de culturas que desde hace siglos han dominado todo lo que tiene que ver con la sexualidad y el erotismo, ésas son las culturas orientales. Hindús, japoneses y chinos llevan siglos de ventaja a unas culturas, las occidentales, que, influenciadas por la expansión del cristianismo, optaron por el camino platónico de escindir cuerpo y alma para cargar sobre el primero toda una serie de valores negativos. Que el cuerpo fuera entendido como fuente de pecado y que los afanes del mismo por procurarse placer fueran concebidos como pasos que conducían a una condenación infernal impidieron, durante demasiados siglos, que los miembros de las culturas occidentales prestaran la debida atención a los mecanismos fisiológicos que rigen el comportamiento sexual del ser humano. Por este motivo ahora, cuando todo parece irse normalizando y nuestra sociedad, progresivamente despojada de prejuicios de carácter moral cuando tiene que enfrentarse al análisis y a la satisfacción del deseo sexual, debe volver en más de una ocasión su vista a Oriente para recoger las enseñanzas que desde allí nos han llegado.
Una de estas enseñanzas nos llega de las mujeres que formaban parte del Palacio Real chino. Se dice que sólo estas mujeres conocían los efectos beneficiosos que para sus músculos vaginales poseía el llamado “huevo de jade”. Gracias a él, las cortesanas chinas podían tonificar y fortalecer dichos músculos y, así, aumentar la energía sexual y la sensibilidad vaginal.
Preliminares con el huevo de jade
¿Qué ejercicios realizaban exactamente las mujeres del Palacio Real chino para obtener dichos beneficios del uso del “huevo de jade”? A continuación vamos a darte unas indicaciones globales para que, a partir de ellas, puedas ejercitarte convenientemente con tu propio huevo de jade.
Piensa que pueden existir huevos de jade de muchos tamaños, colores y materiales. Elige, lógicamente, aquél que más te inspire o más sea de tu agrado. Pueden gustarte los que están realizados con jade. O quizás prefieras los de cuarzo o de cualquier otro tipo de piedra semipreciosa. Eso sí, si nunca has dado a luz vaginalmente es conveniente que escojas un huevo de jade de un tamaño no demasiado grande. Hay huevos de jade de tamaño de huevo de codorniz y huevos de tamaño un poco menor al de gallina.
Una vez hayas escogido tu huevo de jade, procede a proporcionarle las condiciones higiénicas naturales para su uso. Sumergirlo en agua hirviendo, frotarlo bien o dejarlo toda la noche metido en agua con sal marina pueden ser buenas opciones para conseguir una correcta higiene de tu huevo de jade. Si dispones de un esterilizador, utilízalo. Piensa que el huevo estará en contacto con tus partes íntimas y que la higiene y la esterilización del huevo de jade serán fundamentales para que éste no pueda transmitir algún tipo de infección a esas partes tan delicadas de tu cuerpo.
Ejercicios con el huevo de jade
Una vez el huevo de jade esté esterilizado deberás buscar un tiempo y un lugar para usarlo. El lugar no importa. Importa que sea un sitio tranquilo y, sobre todo, que no tengas prisas. Un ambiente acogedor y agradable es lo mejor. Cuando lo hayas elegido, túmbate y haz rodar el huevo sobre tu vientre, por debajo del ombligo. Mientras lo haces, respira relajadamente, concentrándote en tu respiración e intentando relajar abdomen y pelvis.
Notarás cómo una agradable sensación se va extendiendo por toda tu zona genital. Esa sensación será algo así como una caricia llena de energía que vaya recorriendo tu clítoris, tu vagina, tus ovarios y tu útero. Esa sensación debe ir humedeciéndote lentamente. Nota cómo tu vagina se va lubricando. Para favorecer esa lubricación, acaríciate los senos, el clítoris, los labios vaginales, la apertura de tu vagina. Si por cualquier motivo la lubricación no fuera suficiente, usa un lubricante artificial de los muchos que hay en el mercado.
Una vez estés convenientemente lubricada, introduce el huevo de jade en tu vagina lentamente. Empújalo con lentitud dentro de ella hasta que ella misma lo absorba. Lo normal será que no notes el huevo dentro de ti.
Una vez el huevo de jade esté dentro de tu vagina contrae tus músculos pélvicos como si intentaras detener tu orina. Haz esto en nueve o diez ocasiones. Una vez lo hayas hecho, y utilizando los músculos que forman las paredes de tu vagina, intenta mover el huevo de jade hacia arriba y hacia abajo y de un lado al otro de la misma. ¿Cuándo debes detener estos movimientos? Cuando comiences a sentir que los músculos se cansan. Cuando llegue ese momento, permanece tumbada. Descansa mientras respiras con calma y te concentras en las sensaciones que tu cuerpo te va enviando.
Cuando hayas descansado, siéntate y empuja con tus músculos pélvicos hacia abajo. Dependiendo de la profundidad a la que se halle el huevo de jade saldrá al primer empuje o no. Quizás necesites varios. Al final, y ayudado por la fuerza de la gravedad, el huevo de jade saldrá al exterior.
Realizar este ejercicio con cierta regularidad te permitirá reforzar tus músculos vaginales, tonificarlos y conseguir una mayor energía sexual que, sin duda, redundará positivamente en el placer que experimentes cuando hagas el amor.