Venda a tu pareja
Este simple ejercicio que vamos a proponerte puede ayudarte a tomar conciencia de los sutiles matices del tacto y de la importancia que tiene en la relación sexual. Invertir algún tiempo en perfeccionar tu sentido del tacto y tu modo de tocar o acariciar es un maravilloso don que puedes regalar a tu pareja. Para que ella sienta más intensamente tus caricias hay algo que puedes realizar y que siempre surte mucho efecto: utilizar una venda para vendar sus ojos. Si lo haces, ella sentirá de una manera especial tus caricias y, cuando os toque intercambiar los roles y seas tú quien tenga los ojos vendados, serás tú quien pueda sentir mucho más las caricias que ella te realice.
Para este ejercicio, usa elementos diferentes. Pueden ser blandos, duros, fríos, calientes, húmedos, peludos, rasposos, metálicos, de madera, etc. Practicar esta meditación tántrica que te proponemos utilizando para ellos los juguetes sexuales de que dispongas puede ser, no lo dudes, una divertida alternativa.
Para iniciar tus caricias, elige algún lugar que por lo general no reciba excesiva atención. Las orejas, las mejillas, los hombros o la punta de los dedos son lugares muy sensibles. Coloca el objeto que hayas seleccionado sobre esa zona de su piel y dibuja con él siguiente las líneas imaginarias de un patrón o de una forma determinada.
Selecciona el siguiente elemento y vuelve a repetir el ejercicio. A fin de contrastar las sensaciones que tu pareja vaya sintiendo, haz caricias con una pluma o con un cubito de hielo.
Que los mismos elementos que utilizas para acariciar lo hagan sobre diferentes partes del cuerpo de tu pareja.
Los juguetes eróticos pueden mejorar tu vida sexual. La imaginación y el espíritu creativos son ideales y fundamentales para enriquecer esa vida y hacerla más plena. Con ese enriquecimiento conseguirás volverte más sensible y comprobarás cómo cada vez precisas de menos tiempo de estimulación para conseguir una mayor excitación. Para el sexo tántrico, lo sutil es lo mejor.
Experimenta con plumas, con consoladores de vidrio, con bolas chinas, con masajeadores de la próstata y el punto G. Con la ayuda de estos gadgets puedes conseguir que tu pareja aumente su placer y su sensibilidad. También puede ser que aumenten con alguna que otra nalgada. El spanking, el arte de azotar el trasero, goza de muchos defensores y tu pareja puede ser, sin saberlo, uno de ellos. Si lo es, busca látigos y palas de alta calidad. Merece la pena. Una cosa es enrojecer las nalgas y otra diferente herirlas. Con materiales de alta calidad, la posibilidad de herir los glúteos de tu pareja es menor.
También puedes invertir en un vibrador. Son muchas las posibilidades de placer que un buen vibrador aporta a una pareja. El vibrador no tiene por qué ser un juguete de uso exclusivamente personal. Compartirlo con la pareja e introducirlo en los juegos sexuales de la misma es una buena manera de conocerse mejor y disfrutarse.
Un ejercicio de caricia y curación
Las meditaciones tántricas relacionadas con el tacto, si se practican con regularidad, pueden tener un efecto curativo muy importante sobre los problemas sexuales. La eyaculación precoz, la impotencia o la frigidez pueden esfumarse cuando se trabaja convenientemente el despertar de la sensibilidad y se ahonda en prácticas que favorecen la estimulación placentera del organismo.
En esta meditación que te proponemos habrá un intercambio de papeles. Quien es activo se convertirá en pasivo y viceversa. Aquí, en este caso, será el hombre el primero en recibir la caricia por parte de su pareja.
Para iniciar el ejercicio, pide a tu pareja que se acueste boca abajo. Coloca suavemente tus manos sobre su espalda y siente cómo su aliento hace que ésta suba y baje.
Acaricia su cuerpo con una mano, lenta e hipnóticamente. Acarícialo suavemente, dejando que la noción del tiempo vaya desapareciendo de tu mente mientras mantienes la mano lo más plana posible. Tienes que transmitir amor a través de su suave movimiento. Tómate diez minutos para acariciar de manera amorosamente consciente la parte posterior de su cuerpo.
Acaricia su rostro y mueve tu mano continuamente. Intenta que ésta vaya realizando un recorrido continuado, es decir, que no salte de una parte a otra, mientras susurras en su oído palabras que indiquen cómo con tu caricia pretendes convertirle en tu príncipe, cómo con ella pretender concederle una vida eterna y llena de placer.
Medita profundamente mientras le acaricias e incítale a meditar. Ten presente que tu caricia no tiene como finalidad excitar a tu pareja. La finalidad de tu caricia es insuflarle vida gracias a la relajación que tu caricia puede procurarle.
Cuando hayan pasado diez minutos, retira tu mano y siéntate en silencio. Que tu pareja vaya volviendo poco a poco de ese paraíso al que le has conducido.
Ha llegado el momento de intercambiar los papeles. Ha llegado el momento de que sientas sobre ti la caricia de tu pareja.