Entre los textos básicos del Tantra podemos encontrar uno titulado Vigyan Bhairav Tantra. Este título, que se podría traducir por algo así como “Técnicas para elevar tu estado de conciencia”, hace referencia a un concepto clave dentro de la filosofía tántrica: el de los estados de conciencia. ¿De qué se habla, en Tantra, cuando se habla de estados de conciencia?
Para dar respuesta a esta pregunta debemos fijar nuestra atención en el proceso mediante el cual nuestro cerebro diseña un holograma tridimensional para, con él, hacerse una idea de cómo es el mundo que percibimos y en el cual nos movemos. Desde el punto de vista tántrico, nuestro cuerpo flota en un universo de campos de energía y es de ese universo de donde tomamos los datos que nos permiten crear ese holograma tridimensional que para nosotros, y a todos los efectos, es el mundo que percibimos.
Que cada persona percibe la realidad de una manera única y particular es algo sabido. Para los filósofos tántricos, eso es así porque cada uno de nosotros tenemos una manera personal de ubicarnos dentro de ese universo de campos de energía. Ese lugar en el que nos ubicamos recibiría el nombre de punto de encaje y se correspondería, de alguna manera, con una especie de mirador personalísimo desde el que contemplar el universo.
Ubicado en ese punto en concreto, el ser humano está “condenado” a decodificar lo que le rodea y a construir ese holograma tridimensional del que hablábamos de una única manera. La realidad o, mejor dicho, el concepto de realidad que tenga cada persona vendrá absolutamente predeterminado por esa ubicación particular, por ese punto de encaje.
La cultura occidental no ha concedido al hombre ni la libertad ni las herramientas necesarias para poder desplazarse de ese punto de encaje más allá de los movimientos que pueden concedernos el sueño, el alcohol o las drogas. El primero, sin duda, es parte sustancial del ser humano (todo ser humano duerme y, al dormir, en mayor o menor medida, sueña); pero nosotros no vamos, en ningún caso, a hacer aquí apología de la función “liberadora” que pueden ejercer el alcohol o las drogas a la hora de conseguir que el hombre se libere “aparentemente” de la esclavitud que le impone ese punto de encaje, ese modo personal de ver la realidad, ese modo único e intransferible de estar ubicado en ella.
Sexo tántrico para elevar el estado de conciencia
El Tantra sí provee al ser humano de esas herramientas. El Tantra sí nos permite mover nuestro punto de encaje, si nos concede la libertad de variar, de una manera sana y, además, enriquecedora, nuestro estado de consciencia para hacernos trepar hacia una sabiduría integral.
La exploración del Universo y su comprensión se hace posible cuando se alcanza ese estado de conciencia que nos permite desdoblarnos en varios yoes para, de ese modo, aprehender mucho mejor lo que nos rodea. Para ello, es necesario “desatascar” nuestro estado de conciencia y hacerlo que cambie de emplazamiento.
El mirar desde un nuevo punto de vista implica, siempre, un cambio. Nuestra identidad cambia, en mayor o menor grado, cuando cambiamos nuestro punto de vista, cuando movemos nuestro “punto de encaje”. La vida, de tanto en tanto, nos obliga a hacer eso. Nuestra vida puede verse asaltada por una serie de grandes acontecimientos. La muerte de uno de nuestros progenitores, por ejemplo, puede ser uno de ellos. Como nueva y radical experiencia, ese acontecimiento (o cualquier otro acontecimiento de una importancia similar) cambia la estructura de nuestro cuerpo energético y, de manera más o menos obligada, nos hace cambiar por dentro.
Lo que conseguimos mediante la práctica del Tantra es llevar nuestro estado de conciencia hasta las cotas más altas de la Pirámide de la Creación, para, desde ahí, desde ese punto de vista superior, enriquecer nuestra visión global de lo que es el mundo y la vida. Ese viaje, advierten los maestros del Tantra, no puede realizarse de una manera precipitada. Ese viaje requiere un entrenamiento. La práctica, así, se convierte en algo fundamental en el Tantra.
Conducir de un lado a otro nuestro estado de conciencia no es fácil. El sexo tántrico y, con él, las prácticas que vamos recogiendo en esta web, es un maravilloso y muy placentero camino para conseguirlo. Gracias a él sentirás cómo tu conciencia se expande y podrás reconocer hasta qué punto estás interconectado con la existencia. Gracias a la práctica del Tantra, el ser humano se puede liberar de los diversos anclajes y bloqueos establecidos, en su mayor parte, por las diferentes pautas y modelos que, impuestos por la familia, la educación y la sociedad, le encajonan y limitan.