El masaje de hombros, cuello y cabeza es uno de los masajes que proporciona mayor sensación de bienestar y paz a la persona que lo recibe. Como en todos los masajes, la respiración de quien lo da y lo recibe es fundamental para el éxito del mismo. Aquí te proporcionamos cuatro consejos que, a buen seguro, te servirán para realizar un buen masaje. Los hombros, el cuello y la cabeza de tu pareja lo agradecerán y la sensación de bienestar se hará mayor en el seno de vuestra unión.
Para empezar el masaje, arrodíllate junto a su cabeza, mirando hacia sus pies, y coloca tus manos sobre sus hombros. Expira al tiempo que deslizas tus manos hacia abajo, hasta la parte posterior de la cintura, dejando que el peso de tu cuerpo vaya a parar a tus manos. Al inhalar, lleva hacia arriba las manos por los laterales del cuerpo de tu pareja, llegando hasta la punta de los hombros. Repite este movimiento varias veces, sincronizando tu respiración con el mismo. Intenta que al exhalar te alejes de la zona de su corazón y te acerques a él al inhalar. Trata de que vuestras respiraciones se coordinen y funcionen al unísono.
Utilizando tus pulgares como si fueran una especie de electrodos, haz pequeños círculos a cada lado de la columna vertebral desde el cuello hasta el sacro. Haz estos círculos también más amplios, retirándolos de la columna vertebral, e intenta hacerlos en los bordes exteriores de los hombros. Estos círculos que hagas en los hombros hazlos, alternativamente, al unísono o de manera individual para cada hombro. De vez en cuando cambia los pulgares por la palma de tu mano.
Coloca el pulgar en la ranura que hay entre la escápula y la clavícula y tira hacia afuera de la base del cuello y hasta el hombro. Hazlo primero en un hombro, después en el otro y, finalmente, en ambos a la vez.
Masaje del brazo
Indica a tu pareja que, por un tiempo, debe convertirse en una especie de muñeco de trapo al que puedas mover a tu antojo. Para ello debe dejar los brazos muertos. Serás tú quien lo mueva según te convenga para que puedas ejecutar tu masaje. Tu pareja, en este ejercicio, te ha entregado su cuerpo. Será su voz la que indique si algo no funciona como debiera y si nota alguna molestia o dolor que no debería sentir. Para comprobar su determinación pasiva, levanta suavemente uno de sus brazos. Si notas algún tipo de resistencia, susúrrale al oído, delicadamente, que se deje hacer.
Respira al tiempo que masajeas. El trazo que realices con tus manos sobre, en este caso, las extremidades superiores de tu pareja, será más seguro, consciente y efectivo.
Con una o las dos muñecas levemente levantadas, a pocos centímetros de la cama, mueve suavemente los brazos alrededor de los lados de la cabeza. Tira suavemente de los brazos hacia fuera de las articulaciones del hombro. Al hacerlo con suavidad, irás liberando a esas articulaciones de las tensiones que puedan estarles castigando. Sacude suavemente las manos.
Coloca sus brazos hacia abajo y tira de los dedos para que los brazos queden bien estirados. Coloca una mano en cada antebrazo, a la altura de la muñeca, e inspira al deslizar la mano hacia el corazón. Expira al regresar a la postura anterior. Repite varias veces este movimiento. Notarás cómo cambia el movimiento cuando respiras al compás de su realización y cuando no lo haces. Recuerda que siempre es importante acompasar respiración y movimiento.
Masaje de cabeza y cuello
No hace falta que recordemos cómo nuestros pensamientos han interferido en más de una ocasión en el disfrute sensual de nuestras experiencias. No podemos entregarnos completamente a ese disfrute si no somos capaces de salir de nosotros mismos y de dejar a un lado, de alguna manera, nuestra continua atención analítica. Hay que relajarse y, para ello, el relax de nuestra cabeza es fundamental. Sólo con ese relax podremos disfrutar completamente de un masaje erótico. Si mientras estamos siendo masajeados estamos pensando en una experiencia del pasado o pensando en lo que puede pasar a continuación, estamos perdiendo la posibilidad de disfrutar de lo que estamos recibiendo. Pasado y futuro no debieran existir en un momento en el que, más que nunca, sólo debería importar el presente. Las ansias no son buenas.
Para realizar correctamente el masaje de cabeza y cuello, siéntate en la espalda de tu pareja sin dejar que tu peso recaiga demasiado sobre ella. Recuerda que tanto tú como ella debéis prestar absoluta atención al lugar en que se está tocando. Cuando la mente se distrae (¡es humano!) uno de los dos debe recordar suavemente al otro la necesidad de concentración.
Peina los cabellos de tu pareja suavemente, con los dedos, moviéndose lentamente hacia abajo, cerca de las raíces y del cuero cabelludo. Como si estuvieras lavándole la cabeza. Ve cogiendo, con mucha suavidad, mechones de su pelo, y tira de ellos, siempre suavemente, hasta que notas que ofrecen resistencia. Pregúntale si quiere que tires más fuerte. Después, sigue realizando ese movimiento de “lavado en seco” de su cabello. Hazlo con energía pero sin violencia.
Tira suavemente del lóbulo de su oreja hacia abajo. Después, estira del centro de la oreja hacia arriba. Masajea tras la oreja y sobre el hueso de la mandíbula con un movimiento circular que realizarás con los dedos corazón e índice. Aprieta suavemente la parte posterior del cuello, a lo largo de las vértebras, con los dedos pulgar e índice. Amasar con la palma de la mano la parte de los hombros más cercana al cuello.