El cuerpo es sagrado
Una de las bases del Tantra es la celebración del físico. La práctica tántrica enseña a mantener y cultivar una relación con tu cuerpo llena de amabilidad y paciencia. Como recipiente contenedor de energías tanto físicas como espirituales, el cuerpo debería ser algo muy valorado, algo que de cuidarse con cariño. El Tantra te ayudará a despertar ese cuerpo que puede parecer dormido y a desatar su belleza y su fuerza y a poner de relieve su poder sagrado.
El cuerpo y el tantra
El Tantra te invita a tomar plena conciencia de tu cuerpo y a tener acceso a un mayor potencial orgásmico en todo lo que hagas.
La captación y comprensión de sensaciones, sentimientos y emociones experimentadas de una manera física es la puerta de entrada a la energía divina del universo. No olvides nunca que tu cuerpo es un templo y que las meditaciones tántricas que realices con tu pareja, en un culto mutuo de honor y respeto a los cuerpos, son una de las la mejores maneras que puedes encontrar de compartir placer, pasión y un profundo conocimiento de los propios cuerpos.
Para alcanzar ese conocimiento profundo de los cuerpos hay que escoger un lenguaje que pueda nombrar de una manera sugerente y descriptiva las diferentes partes del cuerpo. El Tantra dispone de esas palabras para, por ejemplo, describir los genitales. Como podrás comprobar, son palabras mucho más sugestivas que las que se utilizan en occidente, tan médicas en algunos casos. ¿O no suena mejor decir lingam (“varita mágica de la luz”) que pene? o ¿yoni (“espacio sagrado” o “cueva de las maravillas”) que vagina?.
El cuerpo erótico
A medida que aumenta el conocimiento que tienes de tu cuerpo y de tu sintonía con él, más consciente eres de su propio potencial erótico.
La meditación tántrica alienta en ti y en tu pareja un nuevo espíritu de exploración y de sensualidad que favorece un nuevo entendimiento mutuo y un conocimiento más pleno de las maravillas de cada uno de vuestros cuerpos. Esa íntima exploración que hagas de tu pareja te permitirá igualmente aumentar tu intuición cuando tengas que satisfacer sus necesidades emocionales y espirituales. En el tantra, el cuerpo, la mente y el espíritu comparten una fuerte conexión. Esta es una de la razones por las cuales los amantes tántricos pasan mucho tiempo dedicándose al aprendizaje y a la exploración del cuerpo de la persona amada. Ese proceso exploratorio es una fuente constante de descubrimiento e iluminación.
Para que eso sea así es prioritario, sobre todo, olvidarse del tiempo y de su transcurrir y dedicarse en exclusiva a reflexionar sobre la belleza del cuerpo. A continuación, y como resultado de ese proceso de reflexión y exploración, se alcanzará el placer. A medida que avances hacia lo tántrico podrás experimentar cómo tu cuerpo se va convirtiendo en un templo al que llevar la iluminación, la alegría y un placer físico casi interminable.