Motivación para sudar
¿No encuentras motivación suficiente para enfundarte las zapatillas de running e irte al parque a hacer unos quilómetros? ¿No encuentras un hueco en tu agenda para ir al gimnasio o a la piscina? ¿Ni siquiera las últimas analíticas, ésas que daban fe de la existencia en tus venas de una leve presencia de colesterol, son lo suficientemente amenazantes como para convencerte de que sudar un poquito cada día sobre la cinta te servirá para evitar en un futuro más o menos cercano algún problema cardiovascular de gravedad todavía indeterminada? ¿Tampoco así te decides a hacer deporte? ¿Y si te dijéramos que la práctica de ejercicio cardiovascular es un excelente sistema para mejorar tu vida sexual? ¿Al escuchar esto no te vienen ganas, de golpe, de correr hacia la tienda deportiva más cercana para comprar una camiseta transpirable, una bicicleta para spinning o un pulsómetro con el que obtener mejores resultados de tu esfuerzo?
Y es que métodos para mejorar la vida sexual y la calidad de nuestras relaciones sexuales hay muchos (probar con posturas eróticas que vayan un poquito más allá de lo que propone el misionero, comprar juguetes eróticos para disfrutar de la sexualidad en soledad o en compañía, iniciarse en aquellas prácticas sexuales que siempre hemos querido hacer y que nunca hemos hecho, inventar juegos de rol picantones y excitantes que nos hagan descubrir nuevas posibilidades de gozo…) pero pocos de ellos sirven, además, para mejorar nuestro estado general de salud como sirve el ejercicio cardiovascular.
El rendimiento sexual de una persona depende, en gran medida, de su estado de salud. Y para mejorar el estado de salud pocas cosas mejor como la práctica regular de deporte. Veamos cómo el ejercicio cardiovascular puede mejorar nuestra vida sexual.
Aumentar nuestra resistencia aeróbica nos servirá para aumentar nuestra resistencia en la cama. El entrenamiento físico cumple principalmente tres funciones: mejorar el sistema cardiovascular, aumentar la capacidad pulmonar y tonificar los músculos. Estos tres aspectos confluyen a la hora de mejorar nuestras prestaciones sexuales.
Para mejorar los efectos de un buen plan de entrenamiento nada mejor que el mantenimiento de una dieta equilibrada y saludable. La combinación de estos dos factores redundará positivamente en nuestra apariencia física. Y una mejor apariencia física nos permitirá resultar más atractivos, más deseables y, por tanto, aumentará las posibilidades de disfrutar del sexo.
La práctica de ejercicio físico sirve para aumentar nuestro nivel de energía. Este aumento aumentará nuestra propensión al mantenimiento de relaciones sexuales. El cansancio físico es uno de los principales inhibidores de la libido. Cuando se está cansado se tienen menos ganas de mantener relaciones sexuales. Eliminada la sensación de cansancio, las ganas aumentan.
A mejor circulación, mejor erección
El ejercicio físico, además, sirve para mejorar la circulación sanguínea. Ésta es fundamental para que la erección se desarrolle sin problemas. Una mala circulación sanguínea es, en muchas ocasiones, la causante principal de la disfunción eréctil. Mejorando la circulación sanguínea gracias al ejercicio cardiovascular se garantiza un mejor suministro de riego sanguíneo a los cuerpos cavernosos del pene. Sin que la sangre llegue correctamente a estos cuerpos cavernosos no puede existir una erección fiable que garantice unas relaciones sexuales satisfactorias.
Una mejor circulación sanguínea tiene, también, un efecto positivo directo sobre la sexualidad femenina. El aumento del flujo sanguíneo en el clítoris lo hace más sensible y eso sólo significa una cosa: el orgasmo es más fácil de alcanzar.
El ejercicio físico regular sirve, también, para reducir los niveles de estrés. El estrés es uno de los grandes enemigos de la vida sexual y para acabar con él o mantenerlo a raya hay que contar con la inestimable colaboración del ejercicio físico. La práctica de ejercicio físico hace que nuestro organismo libere una mayor cantidad de endorfinas. La endorfina actúa como un analgésico natural y, al mismo tiempo, tiene un efecto euforizante. Gracias a la endorfina sentimos menos dolor y experimentamos un vago sentimiento de alegría y bienestar.
Como ves, son muchas las razones que nos llevan a defender el uso del ejercicio cardiovascular como un sistema muy interesante a la hora de mejorar nuestro rendimiento sexual en particular y nuestro estado de salud en general. Eso sí, siempre hay que procurar no excederse en la práctica de ejercicio físico. Como sucede con tantas cosas en la vida, tan perjudicial puede ser el exceso como la falta absoluta. El sobreentrenamiento es malo para el sexo: hace disminuir los niveles de testosterona en la sangre y la testosterona es una de las grandes responsables del apetito sexual. A menos testosterona, menos apetito. O sea, que ya sabes: practica ejercicios cardiovasculares pero en su justa medida.
Por otro lado, hay algo que nunca debes olvidar: hay otro tipo de ejercicios físicos que pueden servirte para disfrutar más del sexo y abrir nuevas posibilidades en tu forma de llevarlo a la práctica. Esos ejercicios (bridges, sentadillas, abdominales, etc.) deben servir para mejorar tu tonificación muscular general y para proporcionarte una mayor flexibilidad. Gracias a ellas podrás ampliar tu gama de posturas eróticas y tus prestaciones musculares, pero de ello hablaremos en otro post dedicado especialmente a ello.