Indicaciones para practicar la doble penetración
Antes de poneros manos a la obra e iniciar una sesión de sexo en el que la doble penetración tiene un papel estelar aseguraos de que tenéis el juguete erótico apropiado al alcance de la mano, junto a la cama. Tenedlo de antemano bien lubricado para no perder tiempo y, así, una vez iniciado el acto, hacer que nada vaya a detener su ritmo.
Colocaos ahora en la posición de la cuchara, el hombre pegado a la espalda de la mujer, mirando ambos hacia el mismo lado. Antes de iniciar la doble penetración, ir preparando el camino. Que el hombre vaya, con calma, estimulando a la mujer. Que acaricie su pecho, sus nalgas, que roce leve y suavemente su vulva con el pene o con el vibrador. Que vaya consiguiendo, en fin, que la temperatura erótica de su pareja aumente y que su vagina y sus labios vaginales se humedezcan y se vayan mostrando receptivos.
Es posible que el hombre tenga, en estos momentos, unas ganas inmensas de entrar en el culo de la mujer. Debe marcarse un tiempo de pausa y hacerlo todo lentamente, con cuidado. Está a punto de entrar en un lugar de máxima sensibilidad y lo mejor es hacerlo con el máximo cuidado. De otro modo, podría resultar doloroso para ambos, especialmente para la mujer. Por eso es mejor destinar un tiempo a masajear suavemente el ano hasta sentir cómo éste se va relajando.
Cuando el dedo note que el esfínter ha empezado a relajarse, hay que echar mano al lubricante. Con el dedo convenientemente lubricado hay que seguir masajeando el ano, cada vez ejerciendo una mayor presión hasta que el dedo pueda insertarse sin dificultad en aquél. A continuación, hay que aplicar una buena cantidad de aceite lubricante en el pene, colocarlo a la entrada del ano (que también estará lubricado) y, con él, masajear también, del mismo modo que se ha hecho con el dedo, la abertura anal.
Cuando la mujer sienta ahí el pene, en la entrada justa de su ano, deberá exhalar y empujar hacia afuera, como si tratara de tener una evacuación intestinal. Será ese mismo instante el que el hombre aproveche para, suavemente, empujar hasta pasar el esfínter anal. Una vez esté en el interior, os aconsejamos descansar un momento, quedaros quietos hasta que la mujer se acostumbre a la sensación de tener dentro de su culo la polla del hombre.
Cuando la mujer ya se haya acostumbrado a sentir dentro de sí el pene de su pareja, ésta deberá a moverse hacia delante y hacia atrás con lento y constante movimiento. La pareja decidirá el ritmo y la intensidad del empuje masculino y el lubricante siempre deberá estar cerca de ellos para, así, poder entrar de nuevo en acción cuando fuera necesario.
Con el pene ya actuando dentro de su culo, la mujer tomará el vibrador, lo embadurnará de lubricante y, ordenando al hombre que se detenga un momento en su empuje desde atrás, lo introducirá dentro de su vagina. Si es un vibrador del tipo rabbit, la mujer lo meterá dentro de su coño haciendo que las orejitas del conejo apunten hacia arriba, hacia su clítoris.
Si la mujer cierra las piernas mientras está acostada de lado podrá mantener sujeto el juguete sin que este escape de su vagina. Si adopta otra postura, la mujer tendrá que recurrir seguramente a su mano para impedir que el vibrador escape.
Una vez con el vibrador en la vagina, la mujer debería tomarse un minuto de respiro para concentrarse profundamente en la doble sensación que debe sentir. Por un lado, el pene de su pareja le está llenado el culo. Por el otro, su consolador favorito está haciendo de las suyas en las entrañas de su coño. A partir de aquí, el cielo y la gloria es algo que está ahí, esperándola. Sólo le bastará para alcanzarlo el dejarse ir y el disfrutar con esa doble penetración con la que tanto había soñado en sus noches de soledad y masturbación.
La mujer podrá experimentar con los diferentes tipos de vibración del juguete o podrá elegir aquél que, de antemano, ya sabe que le gusta más. Una vez elegido, será cuestión de abandonarse al placer hasta que uno y otro, hombre y mujer, alcancéis, no tengáis ninguna duda, un orgasmo doblemente placentero.
Variaciones de la doble penetración
Para practicar la doble penetración pueden buscarse, también, variaciones que añadan un poco de originalidad a lo que, quizás, pueda volverse rutinario a base de práctica y reiterada ejecución.
Una de esas variaciones consistiría en que el hombre se encargara de penetrar la vagina de la pareja, dejando el culo de la misma a merced de la acción placentera y efectivísima de un plug anal. Para ello, por ejemplo, el hombre podría colocarse en la parte inferior y la mujer, con el plug introducido dentro de su ano, realizaría, una vez conseguido que la polla de su pareja estuviera dentro de su coño, movimientos de rebote hacia arriba y hacia abajo, sobre el juguete y el pene. Otra posibilidad sería que el hombre, colocada la mujer a cuatro patas, penetrara a la misma por la vagina mientras él mismo manipula el vibrador que, previamente, ha introducido en su ano.
Para conseguir que el juguete permanezca en su sitio en el ano mientras el hombre está dentro de la vagina, es importante proveerse de un plug. Si no se dispusiera de él, la mano debería estar continuamente actuando sobre el vibrador o el dildo.
Existe en el mercado, para los amantes de la doble penetración, un juguete muy especial. Este juguete consiste en una correa que posee, enlazado a ella, un dildo flexible y, sobre él, un orificio para que el hombre introduzca el pene. Introducido ahí y colocada la correa, el hombre aparece aparentemente dotado de dos penes. Si hombre y mujer deciden practicar la postura del misionero, con el suyo propio el hombre podrá penetrar vaginalmente a la mujer y con el artificial, su culo. Si, por el contrario, se decide que la penetración desde atrás, adoptando la postura del perrito, será el ano el espacio visitado por la polla y la vagina el que penetrará el dildo.
Una última opción para practicar la doble penetración sería la de convertirla en una “triple penetración”. Para ella bastaría con que el hombre rellenara su culo con la presencia cariñosa de un plug que le haría compartir la maravillosa sensación que su pareja experimentaría al mismo tiempo en su ano gracias a su pene o a la acción efectiva y demoledora de esos amigos fieles e incansables que son nuestros juguetes eróticos.