Orgasmos sin sexo
Hay estudios que lo demuestran: al orgasmo no sólo se llega por los caminos del sexo. Hay mujeres que han llegado a él trabajando como costureras, por ejemplo. Thésée Puillet, una autora francesa que editó en 1883 una obra titulada Estudio médico-filosófico del onanismo en la mujer (placeres ilícitos), habla en esa obra de algunas costureras francesas trabajadoras de una fábrica de indumentaria militar que llegaron a alcanzar el orgasmo mientras, trabajando, utilizaban una máquina de coser de doble pedal. El que una pierna subiera mientras otra bajaba causaba un roce constante entre los muslos y esto, a la larga, las llevaba hasta la dicha del orgasmo.
Pero no sólo ese movimiento que la mujer realiza con la máquina de coser de doble pedal puede ser el responsable de que una mujer alcance el orgasmo fuera de la práctica sexual. También lo puede alcanzar haciendo abdominales. O practicando yoga. Algunas mujeres lo han hecho corriendo o montando en bicicleta.
Para los iletrados, esto puede llegar a parecernos bastante lógico. La bicicleta puede hacernos pensar en los genitales femeninos y en cómo, de alguna manera, y a base de frotarse sobre el sillín, pueden resultar estimulados hasta el punto de llevar a la mujer a ese éxtasis que conocemos con el nombre de orgasmo. Pero, ¿podemos concebir la idea de que una mujer pueda alcanzar ese orgasmo realizando levantamiento de pesas? Pues deberíamos hacerlo, porque es así. Después de todo, hay que tener en cuenta que al hacer ejercicio físico se liberan endorfinas y dopamina, sustancias que intervienen en el mecanismo que desemboca en el orgasmo y que son absolutamente necesarias para que éste se produzca.
El ejercicio que lleva al orgasmo
Se conoce con el nombre de coregasm aquel orgasmo que ha sido inducido por el ejercicio físico. De entre las mujeres que, en respuesta a una encuesta realizada por dos profesores de la Universidad de Indiana, reconocieron haber experimentado alguna vez un orgasmo practicando ejercicio físico había un 51% que lo había alcanzado practicando abdominales, un 27% que lo había alcanzado levantando pesas, un 20% practicando yoga, un 16% en sesiones de bicicleta, un 13% corriendo y un 10% por el mero hecho de caminar.
La contracción de los músculos del suelo pélvico es la principal responsable del coregasm. Al elevar las rodillas hacia el pecho para realizar los ejercicios de abdominales, se produce esa importante contracción de los músculos del suelo pélvico que, unida a una suave estimulación del clítoris, puede conducir a la mujer hasta el coregasm.
Otra manera de alcanzar el coregasm sería mantener las piernas cruzadas y ligeramente en tensión al realizar las abdominales de toda la vida. Tumbarse en el suelo, boca arriba, y elevar las piernas, juntas, hasta que formen un ángulo de 90º con el cuerpo, puede ser otra buena manera de alcanzar el orgasmo por el ejercicio físico.
El coregasm acostumbra a ser un fenómeno más habitual en las mujeres que, debido al ejercicio y al entrenamiento, poseen unos músculos pélvicos fuertes. Para conseguir esos músculos pélvicos especialmente fuertes y resistentes hay un tipo de ejercicio ideal: los ejercicios de Kegel. Éstos, basados en la contracción voluntaria de los músculos de retienen la vejiga y el recto durante cinco segundos y mientras se está semiacostado o recostado en el piso, deben realizarse en sesiones de diez series de diez contracciones y con un descanso de un minuto entre cada una de las series.
Los ejercicios de Kegel se pueden realizar sobre el balón suizo, agregando contracciones de abdomen y glúteos y arqueando el tronco y proyectando la pelvis hacia delante. Esto hará que los ejercicios de Kegel se vuelvan más efectivos y el suelo pélvico, fundamental a la hora de alcanzar el coregasm, se endurezca más rápidamente.
Otro ejercicio que puede realizarse sobre el balón suizo y que puede hacer que la mujer alcance el coregasm es aquél en el que, con la espalda recta, se contrae uno de los glúteos y, utilizando el coxis, se traza sobre el balón un círculo imaginario. Diez círculos en un sentido y diez círculos en el otro con cada uno de los glúteos y por tres veces serían una buena manera de conseguir una estimulación que, en determinados momentos, podrían conducir al orgasmo por ejercicio físico o coregasm.
Otro ejercicio que puede servir para alcanzar el coregasm u orgasmo por ejercicio físico es el siguiente. Una vez acostada la mujer boca arriba, se doblan las rodillas 90 grados y, con los pies apoyados en el suelo, se levanta la cadera al tiempo que se contraen el abdomen, los glúteos y el piso pélvico. Al ejecutar este ejercicio hay que realizar 10 movimientos.
Si te entrenas practicando estos ejercicios es posible que llegues a alcanzar el orgasmo sin necesidad de recurrir a ningún tipo de práctica sexual. Si es así, seguramente habrás encontrado una motivación más para acudir al gimnasio o, cuanto menos, para ampliar la tabla de ejercicios que de tanto en tanto realizas en tu casa. Si no consigues alcanzar el coregasm no te preocupes. El orgasmo siempre estará esperándote al final de tus prácticas sexuales y éstas, qué duda cabe, siempre son un placer en sí mismas.