Un ritual de baño erótico
Una de las mejores maneras de honrar a tu pareja es mediante la realización de un masaje ceremonial en el baño. Este antiguo ritual hace que a tus entrañas llegue un soplo de satisfacción y paz. Bañarse junto a la persona que amamos es un acto humilde y sagrado. Planificar toda una noche para realizar este ritual abrirá tu corazón y el de tu pareja. Haciéndolo, os sentiréis rejuvenecidos y nutridos espiritualmente.
Invita a tu amante a una noche de éxtasis sexual. Hazlo de manera elegante y romántica: con una nota enamorada, con un poema, con un mensaje de voz, con una flores, con una caja de bombones, con algún obsequio…
Prepara el baño. Tú eres su príncipe del placer. Adorna ese espacio con velas aromáticas. Pon su música favorita. Ofrécele una copa de vino o cava. Prepara dos toallas de baño, una de mano, una almohada para colocar en la bañera para que ella pueda hacer reposar su cabeza de manera cómoda, vierte en el agua sales de baño, ten a mano los aceites aromáticos que hayas elegido, enciende el jacuzzi (si lo tienes). Puede ser que tú también desees una almohada para arrodillarte junto a tu princesa o para sentarse a su lado. Tómate el tiempo necesario para que ella se sienta tranquila y para que pueda abstraerse de todas las preocupaciones que traiga del trabajo o de su vida cotidiana. Vestida con una túnica, inclínate ante ella y salúdala como saludarías a una diosa.
El espacio sagrado
Besa su mano e invítala a sentarse en las almohadas que están en el suelo, en su espacio sagrado. Para que lo sea, ese espacio debe ser creado. Para crearlo, vamos a darte las pautas de una ceremonia de purificación del espacio.
Los pasos a seguir para crear ese espacio sagrado serían los siguientes. En primer lugar es fundamental despejar todas las dudas y los temores. Para ello hay que crear o idear una frase compartida del tipo “arrojo fuera de mí mis preocupaciones y temores” que se utilice a modo de ritual.
En segundo lugar hay que ofrecer afirmaciones de carácter positivo. Hay que hacer un llamamiento a sentimientos como la compasión o el amor o a un aumento de las energías de la pareja. Al fin y al cabo, lo que se está realizando es una especie de ceremonia chamán y en estas ceremonias es fundamental nombrar los sentimientos que quieren fomentarse.
Realizados estos dos actos, hay que empezar a coordinar las respiraciones, a hacer que funcionen al unísono. Respirad juntos durante unos minutos. Cuando ese tiempo haya pasado, entrégale tu regalo y léele, si lo has escogido o escrito, tu poema. Dile que a partir de entonces permanecerás fundamentalmente callado, ya que no suele hablarse mucho durante el baño con masaje ritual. Entregaos a disfrutar tranquilamente de ese momento de paz, con la mente puesta en vuestros respectivos cuerpos, alejadas de cualquier otra cosa que pueda enturbiar dicha concentración.
Invítala a entregarse a su propio placer mientras inicias el llenado de la bañera.
Desnuda a tu pareja y hazlo con lentitud, sin prisas, coqueteando, de manera sugerente, dejando así que emerja ante tus ojos su verdadera esencia. Coloca algo de abrigo (un tejido suave y cálido sería lo ideal) sobre sus hombros y condúcela hasta el baño. Verifica la temperatura del agua. Haz que tu pareja se coloque dentro de la bañera con una almohada inflable bajo su espalda y una toalla doblada bajo su cabeza. Humedece la toalla de mano en el agua, sácala de manera lenta y seductora, entre sus piernas, y colócala sobre su pecho y vientre para, así, proporcionarles un calor añadido. Sírvele la copa de vino o cava para que pueda saborearla metida en la bañera.
Coge su pie más cercano y lávalo, masajéalo, chupa uno de los dedos de ese pie. Cuando lleves cinco minutos masajeando o acariciando ese pie, comienza a trabajar toda la pierna, frótala con sales aromáticas, bésala y enjuágala con una esponja o con un cántaro de agua.
Coge ahora el otro pie y trátala como si fuera la Reina del Nilo. Cada pocos minutos, vuelve a meter las toallas de mano en el agua, vuelve a humedecerlas y vuelve a colocarlas sobre el pecho de tu pareja. Ayúdala a tomar la copa de vino a cava mientras empiezas a acariciar sus brazos y sus hombros. Acaricia con tu lengua sus dedos y el espacio entre ellos. Siente cómo una agradable sensación llena tu boca. Tu propio placer te irá marcando el camino. Él te dirá por dónde seguir. Masajea sus hombros. Libéralos de la tensión acumulada. Estimula su respiración profunda y haz que la tuya también lo sea.