Para jugar al juego que te proponemos necesitas poca cosa: un vibrador o un consolador y un poco de lubricante. Si lo deseas, también puedes servirte de un acompañante, pero no es imprescindible. Esta cacería puedes realizarla sola. Hasta sería interesante, si no has practicado antes, que la hicieras sola. Te serviría para conocerte mejor. Conocerte mejor es imprescindible para obtener el máximo placer en cualquier tipo de relación sexual.
Tu orgasmo no debe depender sólo del grado de excitación de tu clítoris ni de las paredes internas de tu vagina. Existe también un misterioso lugar dentro de ella cuya estimulación puede conducirte a un orgasmo maravilloso. Encontrar ese lugar es la excursión que te proponemos. Emprende esa expedición con alegría y, sobre todo, convencida de que todos tus esfuerzos por localizarlo van a ser recompensados con un estallido de placer como nunca antes has sentido. Hay mujeres que combinan la utilización de un dildo para estimular el punto G y de un vibrador de clítoris para, así, alcanzar el placer sexual más intenso que pueden sentir.
¿Qué es el punto G?
El punto G es una zona de tejido esponjoso en la pared frontal de la vagina. Fue descubierto y nombrado después de que un médico observara cómo sus pacientes reaccionaban a la estimulación de esa zona. Ten en cuenta que, aunque cada mujer tiene un punto G, no todo el mundo responde de la misma manera a esa estimulación. Algunas mujeres se vuelven locas de placer y otras apenas sienten nada. Algunas mujeres llegan a eyacular y otras no. No hay nada malo si tú no lo encuentras o si no reacciona a la estimulación como tú soñabas que podría haberlo hecho. Eso sí: intenta encontrarlo al menos. Merece la pena. Es posible que no encuentres un tesoro enterrado, pero quizás descubras una nueva ruta de placer.
Algunas mujeres son reacias a experimentar la búsqueda del punto G porque el hecho de eyacular les causa algún tipo de extraña vergüenza. Muchas creen que es orina lo que se escapa en ese momento de máximo placer, pero no lo es. No importa que esa eyaculación siga el mismo camino que puede seguir la orina, pero su composición química es completamente diferente. En muchas culturas milenarias se ha tenido por muy buena la eyaculación femenina. Se cree que el flujo que parte de ella tiene propiedades curativas, rejuvenecedoras y afrodisíacas. Si tu pareja eyacula, quítale toda la vergüenza diciéndole que ese hecho te excita mucho, que te gusta. Una vez que ella pierda esa vergüenza, podrá disfrutar completamente de su orgasmo y, en su caso, eyaculación.
Los juguetes sexuales más apropiados para esta excursión en busca del punto G son el clásico vibrador con curvatura o la varita de cristal con forma de S. Cada mujer es única, por lo que es muy importante experimentar con diferentes juguetes para descubrir exactamente qué te agrada. ¿Se te ha abierto el apetito? ¿Se ha despertado tu curiosidad? ¡Pues éste es el momento de empezar a experimentar! Cuando hayas aprendido todo sobre tus reacciones a los diferentes juguetes, comparte tus descubrimientos con tu pareja.
Buscando en soledad el punto G
¿No tienes a nadie a mano que te ayude a encontrar tu punto G? ¿Lo tienes que buscar tú sola? No te preocupes. También es un placer. Para hacerlo, antes de nada, haz los preparativos mínimos: desnúdate, lubrica tus juguetes y tu ano y pon una toalla debajo de ti para que no lo dejes todo perdido si eyaculas.
Puesto que toda la zona que rodea al punto G se congestiona de sangre cuando está sexualmente excitada, hay que favorecer esa congestión calentándote un poco, ya sabes, leyendo algún texto erótico, visionado alguna película pornográfica, echando mano de la imaginación y el recuerdo…
Hecho lo anterior, trata de localizar el punto G con los dedos para saber en qué zona exactamente debes colocar después el juguete que has elegido para el caso. Esto podría resultar difícil si estás acostada sobre tu espalda, a menos que, al intentar buscarlo, levantaras las rodillas y las llevaras hasta el pecho. Mucho mejor que eso es estar acostada sobre tu estómago o, mejor aún, apoyada sobre tus manos y tus rodillas, ya sabes, lo que viene siendo a cuatro patas. Coloca ahora la palma hacia abajo sobre tu vulva e inserta lentamente un dedo dentro de tu vagina. Puedes usar algo de lubricante si la encuentras seca, pero eso no será así, seguramente, si la película o el texto que has leído o los recuerdos que has traído a tu memoria o lo que has imaginado para tu futuro han cumplido su función. Si ha sido así, tu vagina estará suficientemente lubricada para que tu dedo indague por su interior sin causar molestia alguna.
Cuando el segundo nudillo de tu dedo haya llegado a comenzar a penetrar en tu vagina, notarás en la parte superior de ella un área cuya textura es notablemente diferente a lo que has tocado hasta entonces en ella. Notarás que es una zona acanalada que varía de tamaño según tu excitación. Familiarízate con ella, con su forma y con su sensibilidad.
Una vez localizada esa zona de la que te hablamos, te aconsejamos echar mano de un vibrador o un dildo. Resulta más fácil estimular el punto G con ellos que con la mano. Ahora que ya sabes dónde se encuentra el famoso punto G, túmbate sobre tu espalda, aplica un poco de lubricante a tu juguete y, con la punta hacia arriba (debe de ser preferentemente un juguete ideado para estimular el punto G, un juguete con la punta curva), hacia la parte superior de la vagina, introdúcelo en la misma. Muévelo lentamente. Sin prisas. Sólo lo suficiente como para que la punta del mismo presione sobre el punto G. Si estás utilizando un vibrador, no lo pongas aún en marcha. Acostúmbrate primero a la sensación del juguete presionando contra el punto G.
Si contraes el músculo PC (el mismo que utilizas para detener el flujo de orina en un momento determinado) estarás ayudando a tu vagina a aumentar su sensibilidad y, al mismo tiempo, su capacidad para eyacular.
La eyaculación femenina
Experimenta con diferentes presiones de tu juguete sobre tu punto G. No tengas miedo en presionar. El punto G responde mucho mejor cuanto más firme es la presión que se ejerce sobre él. Prueba con realizar diferentes movimientos: circulares, de ida y vuelta, vigorosos y rápidos, lentos y espaciados… En una palabra: conócete. Y cuando te hayas conocido un poco, prueba la vibración. Hay mujeres a las que les enloquece. A otras, por el contrario, las distrae y enfrían. Descubre a qué grupo perteneces. Y goza haciéndolo.
Sabrás que estás pisando el terreno adecuado cuando sientas un hormigueo y una catarata de sensaciones, la urgencia de orinar y una elevación general de tu excitación sexual. Cuando sientas la imperiosa necesidad de correrte, estimula tu clítoris con tu método favorito. Acarícialo mientras sigues presionando sobre tu punto G con tu juguete.
Con ese estímulo continuo, podrás experimentar una sensación que se asemejará bastante a la de tener que orinar cuanto antes. Esto puede resultarte bastante desconcertante. Muchas mujeres, llegadas a este punto, han abandonado el proceso temiendo una micción incontrolable. Tú no te detengas. Encontrarás, si no lo haces, una gran sorpresa. Una sorpresa muy agradable. Podrás sentir un orgasmo y una eyaculación al mismo tiempo. Ésa es una gran combinación. La fuerza de tu orgasmo hará que los músculos vaginales empujen para expulsar el juguete junto al producto de la eyaculación. Afloja el agarre sobre el juguete y deja que la naturaleza, tan sabia, siga su curso y cumpla sus caprichos.
Y no te quedes ahí. Vuelve a intentarlo más tarde. Con varias sesiones de práctica, seguramente notarás un cambio en tu capacidad de respuesta. Prueba con otra postura, con otro juguete, experimenta con tu respiración, con los ejercicios de Kegel (fortalecerán tus músculos PC) o busca una pareja para diversificar las posibilidades de experimentación. Al final, seguramente, tu punto G será más receptivo que cuando lo visitaste por vez primera. Eso favorecerá que, tras un orgasmo, sea más fácil la llegada de otro.